A mis pies, a su dolor y a la fisioterapia
Esos
pies en concurrencia troquelada con un tapiz azul ajustado a la
fascitis plantar....
Esos
pies curarán – si Disciplina
lo
permite – en un acto paciente de estiramiento, la aceptación
y
la rebeldía del que calienta el músculo, lo ejercita y luego lo
enfría con hielo;
el
cálculo del dolor que la edad hace razonable si ha encontrado la voz y la mirada;
el
hallazgo siempre mágico de una metáfora tonificante ( si los dioses
lo permiten);
un
poco de amor vaporizado en un gramo de libertinaje fantasioso(si el
instinto se despista);
un
poco de engrudo experiencial (que de algo ha tenido que servirte
vivir estos años);
y,
sobre todo, la Santa Distancia que mira el mundo con sonrisa franca y
cita
a Spinoza
He cuidado atentamente de no burlarme de las acciones humanas, no deplorarlas, ni detestarlas, sino entenderlas
desmonta
bicéfalo el río que va de la mar (que es el morir) hacia el
manantial de la alta montaña ignorándose en este viaje;
pies
que lloran y ríen con la máscara de la comedia y la tragedia
(respectivamente)
pies que se curan en la buena compañía de toda una vida
(incluida la de los extraños)
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