11.11.2016
llueve
en la cava superior
y
la meninge se ahoga
en
un charco farmacológico
el
veintiséis de junio de dos mil cuarenta y seis
seremos
fantasmas despojados de dolor
y
a eso lo llamarán suerte
seremos
también carne vieja pegada a un hueso deformado por el tiempo
y
la genética
un
tiempo que no nos hará justicia
-
que el tiempo ciega pero no repone -
ni
edificará la leyenda de nuestra osadía
ni
llenará nuestros ojos de orgullo
seremos
el hueco de la última oración
la
que agradece la mesa vacía y el amor quebrado
la
oración del cegado por cataratas
demente
por cataratas
mojado
el pañal por cataratas
el
que llama madre al hijo
el
número seis o siete
el
que provoca risa
ignorante
porque
no hubo historia
y
el recuerdo es sueño de efecto secundario
seremos,
sí, las indistinguibles sombras
del
olvido
una
sombra cualquiera que renunció en nombre del cansancio
seremos
así allí quizás o con suerte
y
todo porque el presente se ha devorado a sí mismo delante de
nuestras narices
como
un niño suicida en el desierto
o
un ángel en su primera misión estúpida
deglutido
al modo insecto con babas impronunciables
por
desgana
por
esa falta de fuerzas
fuerza
es todo lo que no te puedo dar
seremos
en un lugar tan lejano como ese tiempo en el que los petirrojos
caídos gritan aleluya te necesito no te necesito porque caer solo ya
sé y todo sobra en esta habitación de hotel
seremos
sombra de fantasma
seremos
tan viejos que llamarnos ciegos será alago
y
ciegos
seremos
y seremos por la gracia de un fármaco de esos que te hacen perder el amor
qué
pena de presente
donde
el ángel en su primer misión arrancó el amor del árbol de una cama deshecha
qué
pena aquel veintiséis de junio de dos mil cuarenta y seis
salvado
por la amnesia
sin poema
sin odio ni pena ni nada
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