Cindy Sherman: Sin título 465 (2008)
Ni en la hora siquiera en la que todo había pasado,
imposible otra pose salvo la de balaustrada contemplando la
pixelización de todos los paisajes
bajo ningún concepto ni imagen bruñida en la placa
o sea como un no quiero
no puede imaginar que su vida fuera como realmente
estaba siendo:
hijaputa aún sin
cerrar el presupuesto
obra boquiabierta en la memoria
con el gasto disparado
y muchas más vidas de malandrín anunciándose en el horizonte
sin que la muy tonta se entere.
Es lo más tremendo: no enterarse de las otras posibles vidas, o visiones que consiguen que cambie la vida. Pero la humanidad tiene sus esclavitudes, qué duda cabe, y una de las peores es sentirse esclavo.
ResponderEliminarMe ha encantado saber de ti, Luis.
Un abrazo grandísimo.