sábado, 5 de enero de 2013

El fetiche de mujer pensante (I. Prolegómenos)



Variaciones del orden de la chiroptera en el infrarrojo 

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 Sea que todo pensar se construya en imágenes, analogías o aires de familia que se encadenan con los lazos del amor bizarro de un sábado a la noche o de un romance de estío.

 este postulado  fragua espasmódicas 
imágenes  en el pliegue 
del infrarrojo

 la nocturnidad  del mamífero alado  gana su acceso a la existencia en 
la belleza de la caverna superpoblada

las potencialidades - con o sin teleología -   de lo que sucede  llena el mundo de una bendita indeterminación y morbosa posibilidad de error e idiotismo

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RECETARIO

 El fetichismo sobresignifica  imágenes en un bonito proceso

       Sea primero desmontar, al modo profesional o amateur, las piezas componentes del artefacto-madre, esa casa originaria en la que habitaba el fetiche en estado de potencia  o pulsión. En este proceso de caída de los significados, debe quedar preservada la atmósfera de esa madre como  memoria o criptograma que añade el aire excitante al fetiche.
Así, en ejemplo, amputada la mano y los otros miembros del cuerpo de King Kong, se mantiene fantasmal y presente la huella de lo que fue el cuerpo todo del gran simio, ese cuerpo en el cual la mano era mano y  terrible. La mano amputada ya no es mano  y, convertida en fetiche, se muestra como pieza del Kong Museum . La excitación del objeto que atrae cada año a miles de visitantes, nace de la atmósfera preservada,  la comprensión (morbosa) de que esa mano que hoy es un objeto de museo  fue en su día la mano de un cuerpo, el cuerpo del Gran Kong.

      Sea segundo movimiento envolver la  pieza desgajada con  telas orientales y casi trasparentes, pergaminos, óleos santos , fieltros untados en grasa como los de Joseph Beuys .... todo el catálogo Ikea de las abstracciones. La sobresignificación creadora del fetichismo exige el secuestro de un miembro honesto de una familia (v.g. el cuerpo de Kong en el ejemplo) para reubicarlo artificiosamente en otra familia (v.g. el museo Kong).

Ahora bien: artificio es término confuso pues, por un lado,  el fetichismo precisa de esa oposición de lo natural, lo previo y original,  y lo artificioso, creado y tan hermosamente contingente. Esa es la banalidad y ligereza de todo fetichismo. Sin embargo, el fetiche nos lleva a cuestionar que habite en algún punto  "lo natural" o primigenio. No se trata de que desde la negación de una familia originaria o biológica  impongamos la nueva familia política (como las damas anglosajonas que adquieren el apellido del esposo). No hay familia biológica, nos asegura el fetichismo. Toda reinterpretación es solo otra interpretación.


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Eva Herzigova por Jean-Baptiste Mondino (Fall 2002)                                 Qajar(1998) por Shadi Ghadirian:



 Miro las dos imágenes y me dejo arrebatar sin demasiado esfuerzo por la morbosa tinta del fetichismo. Me pregunto si la atracción se cumple porque yo veo en ambas imágenes la actitud de la mujer que piensa y mientras piensa.  

   Ahora bien: ¿realmente son signos de reflexión los que habitan y me atraen en la curvatura del cuerpo y las cuerdas que atan a la mujer de la izquierda o en ese gesto de colocarse las gafas, última tela en la sucesiva superposición de ropajes,  de la joven de la derecha? ¿En qué piensan y por qué su pensar  me resulta atrayente? ¿ Cuál es el aire de familia reservado, ese hogar que precedió al fetiche? ¿Qué eran estas dos mujeres y todos los atrezzos antes de convertirse en objetos de contemplación fetichista?

Seguirá.....

5 comentarios:

  1. existe como un relente apropiacionista en eso de la cosificación/fetichismo, quizá por el breve esfuerzo que pide, aparentemente, pues como leo en tu texto y también creo, es un proceso y añado de descreimiento, como de interpretación del mito pero sin el mito. Como una erótica de la interpretación. Lejos claro del “bonitismo” y la decoración. Tal vez sea hora de naturalizar la apariencia. Cuestionar tal vez la relación de exterior-interior acallando ciertas hermenéuticas un tanto estrictas, cerradas. Como siempre agradezco tus textos. Te traigo un poema “Escrito con L”
    mucha lectura envejece la imaginación
    del ojo, suelta todas las abejas pero mata el
    zumbido
    de lo invisible, corre, crece
    tentacular, se arrastra, sube al vacío,
    del vacío, en nombre
    del conocimiento, pulpo
    de tinta, paraliza la figura del sol
    que hay en nosotros, nos
    viciosamente mancha.
    Mucha lectura entristece, mucha envilece,
    apestamos
    a viejos, los griegos
    eran los jóvenes, somos nosotros los turbios
    como si los papiros dijeran algo distinto al
    ángel del aire:
    Somos nosotros los soberbios, ellos eran
    inocentes,
    nosotros los del mosquerío, ellos eran los sabios.
    Mucha lectura envejece la imaginación
    del ojo, suelta todas las abejas pero mata
    el zumbido
    de lo invisible, acaba
    no tanto con la L de la famosa lucidez
    sino con esa otra L
    de la libertad,
    de la locura
    que ilumina lo hondo
    De lo lúgubre.”// Gonzalo Rojas //

    abrazos

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  2. Saludos y gracias por el comentario y el poema. Sin embargo, ese lugar (griego) de mirada lúcida y sin lecturas se me aparece como fuerte inexpugnable para mis entendederas. Que mucha lectura emputece, supongo que es cierto. Pero no sé si hablamos de la erudición libresca.... hay una lectura del mundo y la experiencia que es destino y, desde ella, la negación de todo paraíso - cuando descubrimos el vicio de las redescripciones - es efecto colateral del vicio de mirar, es decir, leer.

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    1. Exacto. Una lectura ha de ser experiencia o nada. Es decir escribir lo que leo o imaginar la realidad. Rodear de espejos aquello que deseamos leer o criticar, pues es un antes, o otro el que realmente habla cuando habla. El yo soy otro es yo. Viajes a ninguna parte. “La comprensión (morbosa)”… pero, lo que me parece “vital” es esa negación, determinar cuáles son los objetos/sujetos meritorios de exploración. Y aquí estaría bien abrirse la cabeza contra el muro(ganarás el pan con el sudor de tu frente) o a la inversa (ganarás el sudor de tu frente con el pan) para poder hablar con más libertad, del mundo actual. Yo, contrario a decir yo y al conocimiento por que sí, al final no puedo hace más que seguir ese “vicio colateral, de redes” de ver e intentar comprender. Pero al mismo tiempo quisiera huir de la planicie, del movimiento globalizatorio de la pesquisa para hacer nido y observar los observatorios. Gracias por tu tiempo Luís

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  3. determinar cuáles son los objetos/sujetos meritorios de exploración...

    quizás, meritorio no solo como lo que merece de suyo ser atendido (¡¡lo que se desvela sorpresivamente como digno, verum-bonum-pulchrum!!) sino también, en la otra definición de meritorio, aquello que se nos da y ofrece "sin sueldo" para hacerse digno de atención, el que se muestra como criado y aprendiz en nuestro taller, aquello que nos baila el agua para que nuestra mirada caiga sobre sus lomos. Desde luego, en esa plaza de lo digno de ser atendido por nosotros danzan el error y la estupidez junto con las cosas meramente tiernas o aquellas otras que son gérmenes para el desarrollo de la morbosidad del caso. Luego está lo interesante, ese buen aprendiz que nos ha venido al encuentro y que se ha hecho digno de mirada, fructificando la mirada. Dejémonos querer por las cosas dado que, al fin de cuentas, somos nosotros los que las vamos a acariciar con imágenes y palabras.

    Lo de huir de la planicie no sé si está en nuestras manos - invirtiendo en estudio, aplicación, talento.. - o en las del azar que nos ofrece a veces esa posibilidad de observar observatorios. Pero, lo ya sabido: que las musas nos pillen trabajando y el azar con artefactos de sobredeterminación, imágenes, conceptos, fetiches...

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