miércoles, 6 de agosto de 2014

contribución a la crítica de la economía emocional y altamente responsable

                       quede o no configurada esta entrada en los marcos de la inteligibilidad común - manténgase la duda porque hay veces que estoy tan fuera del cosmos que o soy yo o son ellos los coleópteros - comprenderás, lector, que si el alma encuentra en sus ojos la tristeza provocada por cualquier causa, la emprende uno a trompazos con el mundo sin pararse a mayores análisis, golpeando a diestro y siniestro, proclamando unilateralmente la independencia y degollando a los viejos funcionarios para convertirse en cazador de cabezas, o se invade al más débil o se empotra uno en la demolición vírica del poderoso, se destroza reiteradamente Varsovia  o Gaza o Liberia o Ohio,  proyecta la pelota del odio y la ira la derrota del enemigo mil quinientos a cien, arrasando el cielo o  cualquier espacio que admita ser explosionado, que es lo que se desea y contamos con la vieja creencia de que cualquier espacio, la carne en primer lugar, es víctima propicia de la dinamita

                      quede o no configurada esta entrada en los marcos de la inteligibilidad común, comprenderás, lectora,  que si es uno mismo, ya no un cualquier cosa,  el que se imagina causa de sus ojos tristes,  no se detiene la reacción en lo que pareciera más simple, la implosión de sí de la cabeza a los pies, ofreciéndose como cordero redentor y mostrando al mundo la sinceridad de las tripas que huyen del vientre en la ceremonia hara kiri, quedando la respuesta estratégica en uno mismo,  no, eso no basta, no, no es suficiente, y el alma la emprende a trompazos con el mundo sin pararse a mayores análisis, golpeando a diestro y siniestro, proclamando unilateralmente la independencia y degollando a los viejos funcionarios para convertirse en cazador de cabezas, o se invade al más débil o se empotra uno en la demolición vírica del poderoso, se destroza reiteradamente Varsovia  o Gaza o Liberia o Ohio,  proyecta la pelota del odio y la ira la derrota del enemigo mil quinientos a cien, arrasando el cielo o  cualquier espacio que admita ser explosionado, que es lo que se desea y contamos con la vieja creencia de que cualquier espacio, la carne en primer lugar, es víctima propicia de la dinamita

                     y todo surgió del amor a esos ojos tristes que vimos en los otros rostros y de los que nos hicimos activamente responsables, emocionalmente responsables, responsables de la respuesta



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