martes, 22 de octubre de 2013

Tristeza o, quizás, melancolía




melancolía.

(Del lat. melancholĭa, y este del gr. μελαγχολία, bilis negra).

1. f. Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada.

2. f. Med. Monomanía en que dominan las afecciones morales tristes.

3. f. ant. Bilis negra o atrabilis.




Medito como quien sobrevuela el quehacer cotidiano buscando un espacio para aterrizar.

Busco a la princesa del cuento para que me ayude a balizar la pista pero ¡ ay! ¡ nos vemos tan poco!.

Por eso me entrego al maestro. Platón, por supuesto.

*

Medito como sucedáneo, suplente, metadona. Medito en un punto en el que la admiración o el amor o el horror me quedan a la mano

(en un sueño me vi manco)

*
Agota estar siempre en las alturas.  Desde mi aeronave platónica busco en los jardines de un suburbio un lugar adecuado para tomar tierra. Pero necesito el balizamiento. Marcas como tatuaje de luz en el espacio. Eso solo me lo puedes dar tú.

*

Me pregunto, y no es por hacer tiempo, si en el contexto platónico del Mundo de las Ideas cabe hablar de la la existencia de una "idea de Tristeza".  Las Ideas son esos artefactos que habitan el cielo filosófico de la comprensión y que, según el maestro griego, una vez visitadas no solo te ofrecen una clara percepción de las cosas (quizás "clara" no sea realmente término fino para el caso) sino que, a la postre, impiden que se actúe, tanto en los asuntos privados como en los públicos, en conflicto con esas Ideas. Quien conoce la idea de Bien, no puede ya actuar mal (etcétera).

 Es fuerte la tentación.

*

No sé si el maestro admitiría una idea de Tristeza. Lo eterno de la tristeza, ese núcleo común  y universal que une las particularísimas tristezas que todos habitamos. Allí, en su cercanía, comprenderíamos el sentido final de por qué merece la pena vivir en ese estado. Crearíamos la comunidad de los tristes.

No sé, si en su afán  a veces tramposo, Platón tendería a definir la tristeza en términos negativos (la tristeza es la ausencia de...). Quizás desearía  dejar claro que ella allí no está ni se la espera. Sin embargo, la definición de tristeza en el orden de lo negativo me plantea el problema de encontrar el positivo del que la tristeza es ausencia (¿la alegría?¿la plenitud?¿la vitalidad?). Y, sobre todo, creo que definir en negativo una cosa tan importante en la historia de la intimidad como es la tristeza,  es una solemne tontería. Desfigura la peculiaridad de ese estado, de-construye sin verdadera necesidad (no hay urgencias)  una plataforma de emplazamiento del mundo que, además de común, creo que aporta interesantes matices de lo real.

...esas definiciones en ausencia son crueles. Como un entierro sin cuerpo  o su cenotafio. O la casi certeza de que nunca dormiremos juntos en una isla del Índico. .

Apostemos, pues, por la   Tristeza como  idea del cosmos platónico.  Asumamos  la curiosa paradoja de que es en el interior de nuestra intimidad triste donde encontramos aquello que nos une a los humanos en un sitio desde el que atendemos al mundo. Allí violentemos a la tristeza  porque quizás allí habita la primera piedra de la comunidad imposible.  Si, como decía Borges, lo que nos une  no es el amor sino el espanto, giremos la manilla del biplano noventa grados y aterricemos en los campos de Tristeza, esa pista balizada  donde comprendemos como es ella: un  punto singular en el que se cruza lo más íntimo y lo más universal.

Nada mejor que la tristeza para hundir el maldito yo y abrir la pista número 26 para que aterricen los otros.

*

 Ahora bien: la simbolización y el cifrado de la Tristeza, en el esquema del platonismo que aquí sigo, no puede ser ajena a la comprensión experiencial de aquello que se conoce. Comprender la tristeza es vivir en ella y desde ella,  entrar en el proceso de conocimiento y  proyectar el famoso eros, la emotividad del que exige la simpatía, el encuentro vivencial.


   Pero, grita el otro,  ¿todo esto implica que la comprensión de la tristeza nos llevará inexorablemente a la  depresión? Y ese hundimiento ¿no nos volverá del todo impotentes para crear esa sociedad buscada?

No. Es la depresión otra cosa. Es un constructo de las sombras, de la sociedad (mal) ficcionada. Es la depresión un ser sin monstruos en el que ni tú ni nadie puede matarlos por mi.

*

Ojos y almas tristes. Si es verdad la dialéctica, la  ciudad al otro lado del espejo en el que se refleja la tristeza es la alegría del encuentro, la complicidad en la que se asume la infinita soledad del triste como espacio común de la comunidad imposible en la que habitaremos según dicta una vieja promesa.

*

Cierro la meditación. Caigo en la cuenta de que no sé que es la tristeza aunque sé que me habita desde siempre. Tampoco tengo exactamente consecuencias políticas de todo esto (que la política era el objetivo último del viejo filósofo y no vamos a traicionarlo).

Sé que la amo como se ama a una desconocida que está ahí, a mi lado, contándome historias, contándose nuestra historia.

4 comentarios:

  1. Uf, menudo día tengo yo hoy para comentar sobre la tristeza...
    Tristona, te doy un abrazo, que también la suelo tener de invitada permanente.

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  2. Si la tristeza es activa, no es melancolía, y estarías o estás a salvo. ¿A salvo de qué? Intenta salvarte de la Verdad (condena cristiana) o, mejor dicho, de la Salvación (ídem) Carta al Greco, de Nikos Kazantzakis, donde el Buda dice: La salvación supone liberarse de todos los salvadores) Por lo demás, la tristeza es moldeable, maleable y más...

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    1. No sé si ese elemento "activo" se debe sustraer a la melancolía (dado que es su bilis negra la generadora del trabajo del arte, en la vieja tradición). Por lo demás tampoco sé si activo y tristeza conjugan de modo simple o si lo activo se ubica más en el espacio de la fermentación, es decir, con una intencionalidad menos velozmente agresiva que lo que denota "acción".

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