domingo, 23 de febrero de 2014

La trabajadora (Elvira Navarro)





"Adoro que se abran brechas, que no todo discurra según lo esperado. Me gusta que se me averíe el coche en mitad de un viaje y hacer noche en cualquier pueblo donde jamás había pensado en detenerme, o que se vaya la luz, aunque hace mucho tiempo que no se va la luz, y todo se llene del olor de las velas o del camping gas. Me gusta columpiarme en esa falla, pasar dos horas, o cuatro, o seis, o un día entero , sin hacer nada de lo que tenía planeado; entonces estoy cerca de que mis sentidos vuelvan a afilarse, como cuando era joven" (E.Navarro: La trabajadora)

1.-  Anoto la cita en la cabeza de mi blog. No sé si estoy recomendando una lectura o sí, a mi modo y manera, me introduzco en el orden de la crítica literaria. No. Eso no. Digamos que "ellas" (la novela, la escritora y sus voces, los personajes, las calles, las cartografías) son una excusa para escribir algo, una hito más en la terapia, otro punto sígnico lanzado al vacío. Algo que solo a mi compete: no soy nada y por mucho que lea o transcriba citas no pasaré a ser algo. Soy un hueco... ¿a alguien importa?. Esa es la pregunta y la respuesta.

2.- No sé si estas palabras que recorren el fragmento de arriba  representan  convenientemente  la novela. En primer lugar, quien habla no es la narradora - Elisa Núñez - ni su inquilina - Susana - sino un personaje tal vez secundario en la narración: Carmentxu, la jefa de Elisa en la editorial para la que trabaja ex-claustrada, es decir, como colaboradora autónoma, deslocalizada.

2.1. ¿Qué me justificaría en la elección de la cita? Camentxu es una mujer  al borde de la quiebra,  hermanada en eso con las dos protagonistas y también con la propia editorial o el negocio del libro en general o con los trabajadores que pululan por ese ámbito de la industria u otros. Por eso, quizás, esté bien traída a la postre la cita si me digo que son las brechas  personajes importantes en la trama.

2.2. En el hábitat que nos dibuja Elvira Navarro, todo está como a punto de quebrase o todo viene de haber estado roto en el pasado y se muestra en una ahora en incipiente recuperación ( poco a poco como se dice sin sonrojo a los enfermos de larga duración o diagnóstico complicado).  La novela es historia de desmoronamientos y retornos a la (precaria)  posición erecta con andamiajes diversos, tal vez terapia, tal vez pesquisas en el mundo de los contactos a través  de anuncios o sexo de mujeres grandullonas con enanos. Por poner ejemplos.

3.-  Un furgón bandolero de chatarra recorre la geografía urbana del relato y nos lanza esquirlas de papel endurecido que hieren y rasgan la cara. Pero esos ataques, nunca se sabe si intencionados o producto del azar o de la ensoñación, me parece que  son un punto de fuga de la tensión narrativa. Son un extraño ataque de esperanza y confianza. Las células,  en el desmoronamiento de la materia social,  acaban configurando raras formas de auto-organización. ¿La lección libertaria de extrarradio?.

3.1. Creo que hay esperanza en la novela en esa imagen del camión chatarrero que busca cartones. Y también  en los cables que llevan la electricidad robada de las farolas para crear hogares semiclandestinos, allanados, ocupados.

4.  Pero no me centraré en el orden social que mueve a la novela. Vuelvo a la quiebra y la reconstrucción de las almas.

  4.1.   Todo se recompone un poco al modo collage. La identidad se (re)construye a través de un scrapbook., un cuaderno de chatarra en el que rescatamos signos de la basura.

4.1.1 Lo del collage viene a cuento como metáfora y como objeto. Hay una cartografía (o una ontología) de recortables en la novela. Hay collages  hechos con papel (Susana) y otros con imágenes  capturadas en los recorridos por las calles de la ciudad (Elisa). Los collages  están ahí  para reconstruir identidades y para  apuntalar un espacio común entre las dos mujeres protagonistas. Sirven para catalizar movimientos, para encontrar la experiencia común, para cerrar el episodio.

5.-  Pero hay algo que no me convence en la cita de arriba como signo de toda la novela. Carmentxu dice que adora las brechas, que se rompa el orden de lo esperado. Bien pensado,  ¿ no es ese el mensaje que podemos sacar del orden social que nos acompaña, es decir, de la famosa  crisis o de los mensajes arcanos del sistema?

5.0. Aquí  estaría tentado de "presentar mi vida como en un cuadro". El orden de lo esperado me ha estallado en la cara bajo la forma de aconteceres inesperados que, esa es la gracia, me dejan en la mano fruslerías y cristalitos en lugar de los frutos y las joyas y los diamantes bien tallados que se prometían. Pero no debo hablar aquí de mi: no soy personaje. Resalten, en mi ausencia,  las mujeres de la novela o, si acaso, del cosmos de la misma.

5.1 En la novela no se produce lo esperado. Se abren brechas, se resquebraja el suelo, se huye del centro de la vida al extrarradio y el trabajador se vuelve precario, contingente. Adquiere la trabajadora un vaporoso aire metafísico. Podría decir que también, como Carmentxu, amamos las brechas.  Pero hay una perversión de este deseo y  la clave está en el tiempo, en la duración de la brecha. Algo cambia cuando lo circunstancial  se torna estructural.  Porque  si esas brechas duraran un rato - la avería en el coche, el retraso en un vuelo que nos obliga a hacer escala en París -  nos rejuvenecerían como dice Camentxu. Ahora bien: si se convierten en hábitat, ay, entonces  nos llevan a una extraña vejez que se disfraza de larga juventud. Porque la vejez a veces se confunde con la juventud , del mismo modo que la pobreza del que nada tiene la pintan libertad de oportunidades.

5.2. Todos amamos las brechas temporales, sí,  pero aceptar que no hay estación final "esperanza", eso, amigos,  es duro. Una brecha que dura un siglo perfora el tímpano del tiempo.

 6.- La novela de Elvira Navarro, obviamente, recorre otras muchas calles del ser y del pensar, del estar (bien, mal o sobreviviente) y del caminar o del correr.  Como en el conocido  libro de Murakami, se responde a la pregunta "en qué pienso cuando corro". La  respuesta es distinta.

7.-  La prosa  discurre bien, con justa contundencia y ruido de fondo de experiencia que no teme al concepto que pesca apuntes significativos.



1 comentario:

  1. Me la leí hace un mes y me dejó muy buen sabor de boca. La prosa de la autora es cuidada y bien trabada, sus personajes se me hicieron entrañables, pululando por la vida, por la crisis permanente.
    Un abrazo, Luis. Buena reseña.

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