Exo-: fuera: exobiología, ciencia que busca y estudia formas de vida fuera del planeta (wikipedia)
"Llueve, tengo frío, y espero con paciencia (...) yo podría estar tranquila y solo me preocuparía de cocinar y descansaría delante de la tele" (Diario de una controladora del sexo)
Encuentro, entre la chatarra y los trapos recogidos en el último mes, cuadernos que esforzados escribientes abandonaron dejando en ellos sus huellas como un dañado adn espiritual. Le interesan a L los restos materiales de los antiguos habitantes de la isla - si es que no viven aún en alguna zona no explorada - y acumula en su carromato libretas infantiles (todas lo son) escritas con faltas de ortografía y abuso de los lápices de colores. Hay en L un gusto nostálgico por esos cuadernos pautados, con márgenes y cuadrículas sobre papel blanco que son violados sistemáticamente por la impericia de su autor. Las letras, escritas punzando el papel como si fuese metal o cuarzo, atraviesan la hoja y marcan dos o tres de las siguientes, siendo posible obtener copias por el simple procedimiento de pasar el grafito por la superficie. Esos textos revelados con el carbón parecen mapas de tesoros, más reales sin duda que la página original. En esta interpretación de los viejos planos que llevan al lugar de nuestros deseos, toca hoy, por la posición de los astros, explorar la geografía navideña.
En la isla de L existe un páramo para la navidad, el que llamaremos Páramo de las Esperanzas o de la Tierna Estupidez Humana(TEH). Si subimos a esa plataforma podremos contemplar un curioso fenómeno. Entre los matorrales agitados por el viento se oyen - de manera algo difusa y deformada - las voces de lo escrito en los cuadernos si dejamos que el vendaval pase al azar sus hojas. Vieja tecnología la del aire que convierte en sonido el grafismo torpe. Sin embargo, el viento no se limita a reproducir lo escrito sino que modula la Voz que lo anima, consiguiendo que del material muerto del signo erupcione su fondo de vida e historia, el palpitar de la carne y el espíritu, el temor y el temblor de aquellos que torpemente trazaron rayas y, más idiota aún, las cubrieron con sus emociones solitarias. ¡ Lástima que en estos apuntes no pueda yo reflejar la experiencia! . L desearía ser músico o artista plástico, arquitecto de imaginarios espejismos; debe contentarse con la escritura.
La historia de Nadezhda y Frantiska K. es, en su crueldad, un cuento navideño. No es secreto que estos relatos deben ser crueles en todo su perímetro y sólo preservar un scherzzo de piedad y consolación en su centro, zona de broma de la narración que simula un final conciliado al modo socialista libertario. Las voces de las dos mujeres recorren en torbellinos la TEH mezcladas con el jadeo de los clientes excitados y el fondo de un televisor encendido en una habitación desordenada y caliente. El aire de las palabras al rozar las páginas del cuaderno crea una arquitectura de iceberg en la que las dos protagonistas, como pequeñas llamas impotentes, mantienen su misión de quebrar los hielos. Revolotean en las arcadas del exoesqueleto navideño así formado las dudas del aire para encontrar voz, siendo difícil mostrar la fuerza espectral y esperanzada que se esconde en la imagen de la mujer-niña arrodillada en una esquina ante el cliente número 224.
Follar, se dice, de lo que hacen los hombres con Nadezhda y el viento suena sin decir el nombre que acompaña la secuencia y que ata al suelo a ese cliente 224 que imaginamos con la cara ridícula del excitado. 224 puede ser L aunque en la soledad de la isla pareciera más monje que otra cosa. Raíces y tornillos perpetúan la imagen del sexo callejero con mujer arrodillada ante en el álbum de cromos humano: la escena más repetida, un imán geoestratégico de Dios que alimenta el bombeo de la vieja simiente. Oigo el follar del aire en mis oídos mientras en un rincón sucio de la vieja plaza Nadezhda hace su trabajo y Frantiska vigila. Hay una falsa rebeldía de los elementos que suena a carcajada en el interior de la mente. Mi limitada inteligencia siente un amargo sabor de ternura al leer la historia. La hiel del alma se eyacula en los vórtices calientes que hacen realidad la fantasía de la joven checa con faldita de colegial. Deficiente metal o "desorientada culturalmente" según diagnóstico forense. Parece que sólo el idiotismo consigue hacer más real la caída en la excitación de la materia, ese palpitar de la nada como bajo continuo que ansía adquirir forma. ¡¡ Qué bello es el amor!! - cruje el aire entre un espino en flor. La forma nace como prostituta en el suelo, golpeada por la tronada que anula la mente y cierra la pupila rasgándola. Sexo del ojo que lee y escucha, pupila herida para acceder a la representación tragicómica y cegada en el momento del golpe orgásmico (pero muy abierta de piernas mientras se produce la humillación de la joven checa agarrada a mis rodillas, a tus rodillas, a las tabas del universo).
Ríe el viento con rasgadura de mono loco. Eso eres tú, dice, eso eres tú.
Frantiska es feliz en su oficio y cuida de Nadezhda como si fuera su madre. En las tardes de frío busca una taza de cacao calentito y siempre regresan a casa en taxi. Al llegar al hogar, Frantiska K. limpia bien el sexo de su pupila --- esto lee el viento, cuando se sosiega, en lo escrito en el cuaderno rosa. Lee y ríe porque narra un cuento navideño. Dice que en los cuentos navideños la pupila pierde el sexo y la crueldad espesa se aligera por ese esfuerzo de la buena voluntad humana. El aire habla - en navidad en ritmo de carcajada y baile carnavalesco. Parece que sólo él guarda la compostura y mantiene vivo el sentido común: sólo su voz rota en mil direcciones se rebela contra el falso empeño de rasgar con ternura el sexo de la pupila.
Finalmente, es bien poco lo que desean las dos mujeres. Un coche de tercera para llegar al campo y una cena delante del televisor. Ver la lluvia a través de los cristales y no dejarse llevar por la idiota melancolía del poeta. Que el viento afuera mueva los papeles en espirales bonitas y que no nos duela la entrepierna. Que dios nos conserve la salud y para ello rogamos que bendiga los alimentos.
Los niños nos escondemos debajo de la mesa y, princesa, imaginamos que la crueldad es ese rugoso ruido de pasos que oímos mientras acercamos nuestros alientos.
POSDATA:
Sentir que la historia de las dos mujeres es un cuento navideño es secreto que revela el viento en el páramo de las Esperanzas o de la Tierna Estupidez Humana, en la parte central de la isla de L, en el ojo sin pupila de la tela de araña. Cae la isla desde este páramo y las voces se enredan desde entonces en los bosques y llegan hasta la playa.
Diccionario RAE: pupila.
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