lunes, 9 de septiembre de 2013

magnolia inquieta



la foto es mía

o ni eso

fue la máquina la que realizó el logaritmo para presentar así  la magnolia

la magnolia no es mía y era flor desgarrada en su árbol por imperativo de fuerzas vegetales

ni siquiera el sueño era mío

por no ser, no era yo ni la mosca que escuchaba la historia

realmente no sé si tenía papel alguno en la  atenta escucha

¿puedo narrar tu sueño si siento la presión en el pecho que......

?

 a veces arde el alma a la altura del pecho y no porque quiera lágrima

se quema y ya está

no hace daño a nadie

ni pasa a la historia

ni narra el romance



realmente no sé por qué estaba yo ahí, junto a la mosca, escuchando la historia

estar ahí es mi sino

en mi lápida podría poner:

                               estaba ahí y atendía cuando le contaban historias

ya sé que no es mucho pero la alternativa era:

                              estaba ahí tan idiota como siempre



 era tan niño

 e infantil era la presión en el pecho

porque a veces el corazón no puede respirar el contenido que lo desborda

no tiene branquias

y saberlo no es consuelo

ni tampoco consuela contar una historia que, al fin y al cabo, no es mía

es otro sueño

y la historia que escucha la mosca dice que hay ojos que miran la magnolia a una distancia como infinita, vendados los ojos en una atalaya que es galería, balconada corrida, espacio íntimo que protege de los elementos y da cierta distinción, para no ver que soy yo ahora el que contempla la casa del sueño con sus hermosas ventanas, la mecedora en la que se juega a las muñecas, se lee un poema o se tejen suspiros mientras el magnolio define el patio con sus poderosas hojas verdes,  flores abiertas  que no solo existen en la mirada

 y arriba, en la ventana, hay unos ojos que sienten que han sido salvados de alguna quema por el influjo del sueño

los veo
eso es todo
y no puedo estar arriba
porque son otros
los ojos quiero decir


yo lo cuento aunque sea otra mi historia

ni sepa  tampoco si, cuando se corrigió el camino, había riesgo inminente y el alma y el cuerpo ya se despeñaban

o tal vez faltaban varias jornadas para bordar el limes

que el vértigo afecta aún en la orilla del mar y con las olas quedas

 y es vértigo
no lo dudo

 el caso es que en la angustia por llegar a la casa surgió un vértigo de miembro fantasma
como una flor aparecida

y, de la mano, el magnolio condujo a los ojos hasta el arriba de la ventana

para que allí mirara


y la mosca  chocó contra la ventana

eso es todo




3 comentarios:

  1. Si el alma en esos momentos que nos abrasa pudiera llorar, nos salvaría. Al menos las lágrimas.
    Pero ni eso. Tan solo quema, quema todo por dentro.

    Ah...

    Y mientras, la historia de una mosca y una magnolia.

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  2. Sigo creyendo que hay fuegos que no piden lágrimas aunque las lágrimas surjan. Si hay algo que quema.

    Es raro el amor entre la mosca y la magnolia

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  3. Y menos mal que estás ahí atento con tus múltiples sentidos (porque es seguro que tienes más de cinco y de seis …) y nos cuentas las historias bien diseccionadas y repartidas en colores, sabores y texturas para todos los sentimientos.
    Y porque además, los sueños son de todos y de nadie.
    Y porque me encantan los magnolios y las magnolias, que no es por usar los dos géneros, de verdad, sino porque es cierto.
    Y la foto te ha quedado estupenda.

    Un abrazo de dos vueltas.

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