viernes, 31 de mayo de 2013

the artist is present (1)




 ¿Por qué no?

Quiero decir que me ha gustado The artist is present,
Quiero decir que me gustan las cosas que veo y que ellos titulan performances de Marina Abramovic, 
Quiero decir que me gusta el nombre Marina Abramovic

también me gusta hablar de la realidad del concepto o de la diferencia  en el habitat del ser del ente

me gusta que un té verde me acompañe ahora, aquí a mi derecha, en una vieja tetera de acero y en una tacita blanca y alargada
repartido

es mágico

es significativo

pequeñas cosas significativas y mudas como las llaves enrolladas con mi reloj junto a este teclado
o la noche aún al otro lado de la ventana

es espiritual

vivo para eso


pero no es importante lo que a mi me gusta
solo es la espuma
hago también lo que no me gusta
me hago daño
hiero
cumplo deberes
friego cacharros
no soy un puto buen samaritano


vivo para sentarme frente a Marina Abramovic
sin hacer cola

viendo el entramado material y los efectos colaterales de todo montaje
sin importarme la farsa de la sinceridad
ni el fingimiento

me gusta el espíritu porque sé con una certeza oscura que es rareza
acontecimiento
performance

y me gustan esas chorradas
como me atraen y me aterran todos los estados alterados
de la conciencia

la química el agotamiento el ayuno la escritura(a veces)

no tengo que dar razones de mis gustos
para cuando mis palabras lleguen a sus oídos sus cerebros estarán ya muertos
así la luz de las estrellas

triste

por eso Marina y yo nos miramos durante el espectáculo
lloramos y simulamos sentirnos plenos
enamorarnos del mundo
hablar de nuestras identidades

perdonar

olvidar sutilmente que
cuando la luz de nuestras miradas llegue a la retina del otro
seremos minerales

por eso mirarnos tan fija y espiritualmente es el equivalente de hostiarnos


permitimos ser visitados como santos eremitas en el borde de la vida y la muerte
como una montaña-  dice Marina

permitimos ser protagonistas de una sarao mediático

el espíritu
los estados alterados de conciencia y la cuchilla bailando en la carne
lo que amo y temo

sobrios
acojonados del cuerpo momificado que nos invoca


miércoles, 22 de mayo de 2013

SOMEONE TO LOVE


Cristina Núñez: Someone to love (1988-2011)

 No sé jugar al autorretrato.

El autorretrato es una práctica que se me escapa. En ese modo expresivo, en ese dictum, mi yo  huye  porque presiente que quiere atraparle una pelota recubierta de cuchillas afiladas cuyas líneas de acero alguien ha lubricado con alguna sustancia urticante.

 Quizás sea esa doble r de la palabra. No sé.

En un principio quise decir al personaje que nos muestra Cristina Núñez:

- Señora, conozco a las de su especie. Hay algo extremadamente cruel en el fondo de su mirada, ya la aplique a sí misma o a otros.  Su exhibición muestra la sombra de algo más básico que usted misma y que se me escapa. Reconozco que me asusta lo que veo....

Eso podía haber escrito aunque después he pensado que se notaba demasiado una soberbia que no poseo. Ni yo conozco ya especies (se me han roto las taxonomías) ni sé si la sombra que noto en el trabajo someone to love de Cristina Núñez es algo básico o profundo.... quod nihil scitur

 La doble r del modo autorretrato dicta un juego lingüístico para el que me muestro inútil. Y eso que son muchos los que creerán que este espacio de escritura es pura exhibición de mis interioridades.Pero, de verdad, no es el caso. El autorretrato exige una fuerza de la que carezco y que la fotógrafa sí se dice capaz de disponer. Cristina Núñez opta por un camino directo y provocador: el desnudo y la definición de las constelaciones familiares. Bueno, quizás en el mundo del arte (que es el de la vida y la historia) ya no sea ese modelo de exhibición el más arriesgado. Como se sabe, la privacidad anda quebrada hace un tiempo. El caso es que, como propuesta, mostrar el propio cuerpo y el viaje vital que a uno le ha tocado sigue pareciendo que desnuda más y hace más fiel el autorretrato. Da sinceridad a la reflexión. Por ejemplo, yo podría desnudarme y mirar el obturador secreto de una cámara y contar lo de papá, mamá, carmeta, pablo, mario, n y qué se yo. O mirar a un punto....




Sí, yo podría apretar el clic del disparador ---  me gusta que en las imágenes de Cristina Núñez se vea el artilugio en algunas ocasiones, esa especie de pera como la que en las camas antiguas servía para encender y apagar la luz.  Digo: Yo podría entrar en la terapia del autorretrato como propone Cristina (the self-portrait experience). Pero ...

 Los cuerpos, al exhibirse en algunos contextos y bajo algunas miradas, lejos de ofrecer fragilidad y simbolizar la precariedad de las almas, se nos muestran como realidades contundentes, fronteras con el mundo, signos de inmunidad. Un poco al modo de la mirada que dicen genera la heroína en ciertas personas.Los cuerpos de Cristina Núñez tienen la contundencia de un testimonio de sí. La misma experiencia, bajo una forma anónima, la encontraba en la playa. Cuando paseaba por la orilla, me sentía brutalmente atraído por el poder de los cuerpos desnudos. En ese límite entre el mar y la tierra, bajo los auspicios de la luz solar,  la piel de la joven hermosa y la  de la vieja recorrida por pliegues indescifrables y venillas varicosas se confundían en mi mirada. Toda la carne era fuerte y esa fuerza me provocaba la ternura a la que soy adicto y doliente sufridor de sus abstinencias. El caso es que yo no estoy entre esas pieles: las miro en los otros pero no en mí porque seguramente no está. Y el asunto  no es que yo sea un ángel etéreo o un alma descarnada o un ser sin autoestima. Lo que sucede es que me falta ese disparador que permite el autorretrato - solo o en grupo. Noto la ausencia del clic y el artefacto.




¿Ven la diferencia? Apuesto que a los cuerpos y a las alma nos une la necesidad de preservar la propia desesperación sin agotarla nunca jamás. Algo así dice Cristina Núñez en algún momento de su vídeo. Y en esa tarea mostraremos las imágenes de unos y de otros. Buscaremos y encontraremos alguien a quien amar.

martes, 14 de mayo de 2013

Patología en la isla de L


Hancock enferma

"No importa si pateo un gatito, si te arranco los ojos, incluso si hiero a gente inocente... ¡El mundo siempre perdonará mis pecados! ¿Por qué, preguntas? Pues porque yo soy... ¡¡¡Hermosa!!!!" (BOA HANCOCK)

 "No deberías haber rechazado tan bruscamente sus cuidados médicos, al menos el tratamiento psíquico. No le gusta que se prescinda de eso. Yo tampoco gozo de su estima porque no suelo hacerle muchas confidencias. Pero de vez en cuando le cuento algún sueño para que tenga algo que disecar" (Thomas Mann: La Montaña Mágica).
 " Lawrence LeShan, psicólogo y psicoterapeuta newyorquino (autor de You Can Fight for You Life: Emotional Factors in the Causation of Cancer, 1972), sostiene que "se configura una personalidad de tipo general entre los pacientes de cáncer" y un modo propio de ver el mundo que "data de antes de la aparición del cáncer".  Divide "la estructura emocional básica del canceroso " en tres periodos: Una infancia y una adolescencia marcadas por sentimientos de  aislamiento", la pérdida de "la relación profunda" hallada en la edad adulta, y la subsiguiente "convicción de que la vida ya no puede deparar esperanzas". "El paciente de cáncer" escribe LeShan, "casi siempre se desprecia a sí mismo, como desprecia sus capacidades y posibilidades". Los cancerosos "no tienen sentimientos ni conciencia de sí mismos" (Citado por Susan Sontag: La enfermedad y sus metáforas)
" Suponed que alguien  pretenda excusar su inclinación al placer  diciendo que ella es para él totalmente irresistible, cuando se le presenta el objeto amado y la ocasión; pues bien, si una horca está montada delante de la casa donde se le presenta aquella ocasión, para colgarle en seguida después de gozado el placer, ¿no resistiría entonces su inclinación? " (Inmanuel Kant. Crítica de la razón pura).

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 Reconozcamos y repasemos (despellejando) el impulso de supervivencia que se exige azuzar a todo enfermo (debes ser fuerte y luchar contra ello).  Se ordena que cuando la locura animal de la vida en el combate orgánico estalle, apostemos por la sumisión al impulso que nos salva y que, por lo visto, debe ser perfectamente distinguible. Que el trabaje sin nuestras fruslerías y quejidos. Para empezar, ubiquemos en el rincón de los enemigos  todo aquello que nos relaja y nos convierte en pusilánimes contemplativos: la aceptación de la proliferación de las otras células, la convivencia humillada en el parón neurológico, el bajón depresivo, el cansancio, esa vaga tendencia a no querer ser ya nada.... Hay que pegarse como lapas al miedo a la horca.

El miedo a la horca, tan bien narrado por Kant en la cita anterior (un argumento de bruto de pueblo). Coloca el maestro a la misma altura ese sentimiento y la ley ética y sus  valores, porque todos ellos muestran la libertad como hecho. La libertad en la ética, ¿es violencia de pánico vestida con armadura principesca?
En la lucha, lo esencial es el dejar hacer a los maestros, permitir que nuestro cuerpo y nuestra alma se conviertan en campo de batalla cartografiado por la ciencia médica, señora de los humores y sacerdotisa de las fuerzas orgánicas. Nos dicen: no se le ocurra negar esa fuerza  que solo se deja ver cuando la vida pierde su modales y se dedica a perjudicarnos. Dejemos entrar por la puerta a ese poder lubricante de sabor salado, el olor brusco de la voluntad de curación.

Ahora sí. Ahora, después de ser negada la biología con mil explicaciones espiritualistas o tangadas de mercado ético o estético, se nos exige obedecer a la vida traducida por los maestros.

Ahora, sí. La parturienta  se ve en el parto concentrada en su coño, impulsada por la salvaje fuerza del empuja, empuja, empuja que la llevará a defecar y miccionar, lo prohibido por maloliente, y da igual que sea la virgen misma, la señorita que esperó al príncipe conservando el altar de las libaciones pulido o la más promiscuas de las señoritas de Avignon. Da igual:  pa´l caso pudo ser puta. La libertad que nos arroja el impulso vital a la cara con su exigencia de supervivencia, es terror de un alma totalitaria solo parcialmente propia

Ahora sí. El ciudadano que entra en el reino de la maladie debe saber que ahora toca la animalidad del que lucha y se agarra con uñas y dientes a eso que, dicen, se nos va y que, ay dios mío, uno siente más vivo que nunca. La propia vida ahora sí que ruge y escuece y se moviliza. Ahora, amigos, así dice el terapeuta, debemos aliarnos con sus humores y fluidos, hablar de flemas y bilis, pensar en ellas como enamorados sin miedo.

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Pero ya se sabe que esa entrega a la fuerza del combate siempre tiene trampa y oculta un juego de poder, una biopolítica. La lucha debe subordinarse al dominio del mago o del médico o del terapeuta que nos grita.. ¡¡Déjate cuidar!! Ese dejarse hacer por el cuidado amodorra al animal que debe habitarnos en esa lucha contra nosotros mismos. El animal salvaje debe hacerse dependiente de un fármaco, de unas confidencias al terapeuta. Un salvajismo de otro nivel marcado por la ciencia. El miedo a la horca se despierta ley moral (Kant) y el animal que nos habita en la lucha vital se convierte en alma de terapia nombrada como paciente. No hay otra...

 Ahora, incluso,   es usted culpable si muere porque, como decíamos en el día de ayer, si no hay rebelión no hay derecho a la queja. Su mal es usted, el mal fue su aislamiento y la decepción, el mal fue la tristeza de su lucidez al descubrir que sus cualidades y propiedades eran despreciables. El mal fue la desmovilización.

... y bien pronto se acaban, en el caso, las metáforas.

jueves, 9 de mayo de 2013

Sumisión submarina





Sub mission
Going down down
Dragging her down
Sub mission
I can't tell you what I found

SEX PISTOLS, 1977


Los proabortistas votan defender los embriones de cefalópodos y mamíferos porque sufren. Por qué no defienden el embrión de un ser humano?
BEATRIZ ESCUDERO,  MAYO 2013



 Primero decir, cariño, que nada envejece mejor que el punk y se refuta la vieja idea del fenómeno adolescente. Solo un cuerpo reventado y recosido por mil cirugías torácicas y las filtraciones de ocho mil radiaciones gamma es capaz de acudir presentable a la gala del punk. Todo lo demás, incluida la reflexión,  es la herrumbre que acompaña al diamante: un equívoco.

 Me dices que si no hay rebelión no se tiene derecho al quejido. Y esa rebelión es hoy huelga, en los preámbulos manifestación y, si me apuras,  postrera barricada al atardecer. También voto de urna, apuntas, que todo es arma o instrumento de cirugía. Votamos porque sin voto ni algarada ni huelga ni voz en grito o sindios no hay derecho a la queja.

  Y se revuelve el cerdo que me folla por dentro y  dice que no es poca dignidad la pérdida del derecho al quejío, andar suelto de cuerpo y dejar que gobiernen los aminoácidos, las fuerzas productivas condonadas por las siempre caducas relaciones de producción, el ocaso de los dioses o la divina providencia. Que todo me atraviese con sus condicionantes y destinos, y sea al fin la marioneta de mi segundo poema de infancia (que yo prometía como poeta, lo juro). Sub-misión.

 Sumisión a las proteínas y a las células germinales, a los embriones abortados y a los tasados en la desgracia del ser nacido (que a ellos nadie pide perdón) por influjo de neurotransmisores de estructura cachonda que premia con lingotes de placer electroquímico la combinatoria de adn, salivas, manitas tiernas, esclavas sexuales, amantes y esposas, dulces encuentros fortuitos, masturbaciones pensando en ti y desperdigadas en pañuelos de papel de origen vegetal, noches de amor y muerte. Sumisión submarina para captar embriones de cefalópodos y la noche cachonda del John Lindon en su canción como de otra época, antes de lo que pasó y jorobó todo, sobre todo el deseo de rebelión .

 Y ahora, sueño con el hágase en mi según tu palabra. Y dejo que la corriente de la bioquímica muestre finalmente el mapa del sentido.

 Si no me rebelo, decías, no tengo derecho al quejido... y, amiga, la tentación es ya mucha.

domingo, 5 de mayo de 2013

Tu campana, mi campana. Sylvia, nuestros cristales y el fin del imperio yoico ( y 3)




"... desapasionado sol blanco brillaba en el punto más alto del cielo...afilarme en él ... ser santa y delgada y esencial como la hoja de un cuchillo" (...) débil y traicionada... la piel mudada por un terrible animal... un alivio estar libre del animal ... parecía haberse llevado con él mi espíritu"

"la cosa más hermosa del mundo
la sombra (debía de ser)
 sombra en el cajón de los escritores y en los armarios y en las maletas
y sombras bajo las casa y los árboles y las piedrasy sombra tras los ojos y las sonrisas de la gentey sombra, kilómetros y kilómetros de sombra en el lado de la Tierra en que era de noche" 

"...la letra minúscula al principio podía significar que nunca nada era en su comienzo realmente nuevo, con mayúscula, sino que todo fluía de lo anterior"

(Sylvia Plath: la campana de cristal)

la camisa nueva que estrenaré este domingo se escribirá me dices con mayúscula y a parte de eso todo lo demás se deja caer letra a letra en la minúscula

y como el verbo fluir parece que embellece lo que se diga dígase lo que se diga y es recurso fácil para el pensamiento pues fluyamos sylvia y de paso fulminemos puntos y comas que vocación independentista de sintagma también tienen o por lo menos lo aparentan que en eso del fluir no solamente el mito abunda sino no en menor medida la tontería y la legaña en el ojo que es humor cuajado en el abanico del párpado

fluimos sylvita como el cuchillo ese que nombras  ese que se afila en tu sol blanco ese que desapasionado sirve al carnicero para libar kilo y medio de filetes que nos dicen son como espuma  esa espuma que es lo opuesto a la carne y la sangre

no importa demasiado la campana de cristal que nos cubre más que nada porque todos los que habitan poética o prosaicamente en la tierra se muestran cubiertos por ese birrete de atmósfera que hacia lo alto parece esfera truncada

no importa que duela el aire recalentado por el estornudo de mi atmósfera alérgica al humano

no importa tu comedia ni el chiste de todos los suicidios descritos en la novela poema minúscula mota de polvo

mota de polvo dices que es el poema

no importa tu comedia ni el chiste de todos los suicidios descritos en la novela poema minúscula mota de polvo en el reino de la literatura que prometió salvarnos de no sé cuantas angustias

las angustias son pequeñas molestias que solo las sombras comprenden

nos gusta el mundo sylvia aunque las pequeñas molestias lo joroben todo con su pretensión de no ser tragedias ni nada más que luces que deslucen las sombras y borran los poderosos efectos del claroscuro

pero ya te dejo que parece que con esa bandeja con pastelillos que me ofreces hay una despedida

y sobra el adiós si lo que se quiere decir es hasta luego

miércoles, 1 de mayo de 2013

Mi campana, tu campana. Sylvia, nuestros cristales y el fin del imperio yoico (2) "If neurotic is wanting two mutually exclusive things at one and the same time.."



                                                                                                            
 Hablar; siempre es demasiado.

" Empecé a sumar todas las cosas que no podía hacer"
(Sylvia Plath: La campana de cristal.)

En el límite juegan la partida y
se distorsionan todas las operaciones.

En el límite solo resiste la música y, por ello, las palabras deben ser forzosamente ininteligibles. Justificará el mundo su ausencia de  nuestros funerales, ceremonias y adioses que durarán años para así arrinconar el duelo. La conciencia de los otros objeta que no se oía tu llamada oculta en la creatividad del poema y la voz sonora. Tú misma te disfrazabas en el canto y yo enmascaré la aventura en una sinfonía o en el ritmo de una canción del folclore. Escribiste un poema y una novela para decir al mundo: es broma todo, menos la música. Debieron de creerlo.

" Recordé a Buddy Willard diciendo en tono siniestro y malicioso que después de que yo tuviera niños sentiría de una manera diferente, que no querría escribir poemas. Así que empecé a pensar que tal vez fuera cierto que casarse y tener niños equivalía a someterse a un lavado de cerebro y después  una iba por ahí idiotizada como una esclava de un estado totalitario privado" (Sylvia Plath: La campana de cristal)
  Tu novela, Sylvia,  teje la campana de cristal bajo el estigma de la broma. La ficción, tan querida, nos convierte en idealistas y nos responsabiliza categóricamente del aire viciado de nuestra burbuja. Se afirma alegremente que si se es capaz de contar la aventura  en los reinos de la bilis negra, se producirá el exorcismo y el cristal reventará o mostrará su aire liviano. Nuevos poemas se harán ya superfluos. Como si el primer poema de amor convirtiera en innecesarios a los demás millones de poemas o si el cuento de la bruja derrotada  inhibiera el terror. Eres tú (insisten) la que resquema la estancia y nombra al  destino como estado totalitario privado. 

    Si lo has nombrado, debes ser capaz de vencerlo.

El que sabe se libera. De ahí que no merezca la pena la vida si no es meditada ---- nos enseñaron ¡¡Puto Sócrates!! ¡ Bujarrón! Tú debías saber que por mucho que marques con palabras la red que nos enreda no se convierte en lienzo de seda.Quizás la música...but  when the music´ over turn out the light

******

La campana no cesa de acristalarse y protegernos del bien y del mal, de los enemigos de nuestra alma y de todo aquello que nos libera. La protección no me deja respirar y por eso me reviento los pulmones a través del orificio del cráneo.

" lo último que quería era seguridad infinita y ser el lugar desde el que parte la flecha....quería salir disparada en todas las direcciones, como las flechas de colores de un cohete un cuatro de julio" (S. Plath: La campana de cristal)

 La campana es el maldito yo que nos hace psico-dependientes.

 La campana es la excrecencia de una vulnerabilidad no afirmada ni querida

(Nota sociológica: creo que los hombres, los varones, podemos asumir la vulnerabilidad sin campana de un  modo que hoy las mujeres no pueden permitirse. Quizá ahí esté una de las sendas para el macho de la especie).

 La campana está hecha de los cristales que secretamos por la orina y el sudor de nuestra vulnerabilidad. No oreamos la estancia por miedo a que nos vean sudar y mear. Las señoritas no mean.

 (Liberarse y hacer filosofía social en el modo cínico: mear en la plaza, contar las intimidades)

Allí, en las esquinas de la semiesfera,
proyectándose el film
de un cine de verano
empezó a correr
el viento
y no tenía una rebequita
con la que cubrir
tus hombros, Sylvia


Allí, en las esquina de la semiesfera
Buddy
se despertó
convertido en un monstruoso
profeta

B,  siniestro, nos anunció el apocalipsis que se escribía con mano amputada - como en la cena del Rey Baltasar ......... nos tocaría sufrir por abrir el alma, por querer ser un hilo suelto al albur del viento, dispuestos tú y yo a ser enganchados por un pequeño clavo que nos deshilvanara y rompiera la malla,

que al principio fue la campana red de amenaza evidente, con nudos que invitaban a su quebranto, antes de la cristalización de nuestro sudor, Sylvia.

 Creamos la campana y ya ser cuchillo no nos sirvió para nada


 

sábado, 27 de abril de 2013

Mi campana, tu campana. Sylvia, nuestros cristales y el fin del imperio yoico (1)




 "Me sentía como un agujero en el suelo"

" Hay algo desmoralizante en observar a dos personas que se excitan más y más locamente entre si, especialmente cuando la única persona que sobra en la habitación es uno mismo. Es como contemplar París desde el vagón de cola de un expreso que marcha en dirección contraria: a  cada instante la ciudad se hace más y más pequeña, solo que es uno quien se siente cada vez más  y más pequeño y más y más solitario, alejándose a toda velocidad de aquellas luces, de aquella agitación" (Sylvia Plath: La campana de cristal)


Miro la tarjeta que advierte de los límites de la tenencia. El  jueves toca devolver la campana de cristal a sus estantes públicos. Una liberación, supongo, tras la terapia de electrochoque. El libro, en su inmediata materialidad, en esa parte de atrás de la portada que es periferia del hecho literario y define el orden burocrático de una biblioteca pública,  me arrastra en la cadencia de las fechas que marcan con signos numéricos la frecuencia de la lectura. Abre la sinfonía el diecinueve de noviembre de mil novecientos noventa y ocho y la cierra el dos de mayo de dos mil trece, ese punto negro en el calendario que me ha sido asignado, como un destino. Contrasto el salto que ha lugar entre el dos de septiembre de dos mil cuatro y el veinticuatro de abril de dos mil siete. Largo hueco de casi tres años sin lectores que se ve continuado por el siguiente periodo de silencio o latencia que se expande hasta el diez de mayo de dos mil diez. Parece que en esos largos silencios la voz de Sylvia se disolvió y que el alma, de nuevo, habitó entre las cuatro paredes del sanatorio.

 Sylvia sin lectores. La campana de cristal sin aliviadero en el monte de la inmortalidad literaria. Todo libro exige su lectura constante, a imitación de coranes o biblias pero en la modalidad del aire fresco que entra por las grietas de la campana. Quiere el libro ser recitado por algo fuerte y superior que lo lleve a los oídos y a las más finas terminaciones neuronales. Provocar armonía en los blastos que anuncian la leucemia. Corregir niveles de sodio y serotonina.

 Sin embargo, el libro de Sylvia pasó casi seis años en la postración de los anaqueles manoseados. Imagino algún dedo torpe tropezando con la obra y, finalmente, no decidiéndose por ella (¿Quién sigue en el orden bibliográfico de los estantes a Plath? ¿Quién lo antecede? ¿Está cerca el cruel Platón o pertenece este a otro país? ¿No admite la meditación de Sylvia sitio entre  los pensadores? ¿No cabe Platón entre los poetas? ¿No debieran todos estar cerca de la sección médica, en la farmacopea, junto al piramidón o la penicilina, después del opio?).

 Nos dice Sylvia que, callada, ve la excitación del mundo y se siente envuelta en un juego de catalejos invertidos que la alejan de sus núcleos.


PD: Sucede, a veces, que me observo y veo en mi cercanía la excitación de una conversación o un deseo que me considera propio, que me posee. Yo soy uno de los excitados, partícipe en el juego y parte del mundo, causa de sonrisas y palabras. Estoy aquí, aceptado por mi simpatía,  bon homme. Es grato amanecer y  sentirse como en casa en el fluir de la excitación. Sin embargo, siento que algo sobra y algo falta. Y sé, con evidencia, que  soy yo el que se aleja invertido por el catalejo,  el que no tiene que estar. Es mi ausencia lo que la hermosa escena necesita para ser anuncio de una día perfecto.

 Y miro mi campana de cristal





lunes, 22 de abril de 2013

Apagando el deseo de un nuevo imperio yoico



Peñalara- Al fondo, las Mamblas

 Ese soy yo. En el fondo, si miras la imagen, verás que  habitan cachondas las dos Mamblas, teta joven y teta madura de izquierda a derecha, homenaje espontáneo de los romanos bajo la forma de palabra a no sé que  divinidades halladas en las muy diversas carnes de todas las geografías. Lo erecto que ese yo mira es pieza de piedra que se nomina castillo, el Ur- castillo de todas las Castillas,  Lara y Fernán González mediante. Historia, por lo tanto, con sabor a empresa y pillaje, imperio y ataque preventivo de los emprendores. Es ironía que la altiva cuna de la Historia Patria se eleve pétrea frente a las dos mamas, joven y vieja, igual de apetecibles ambas para los dedos del legionario del Latium jodido de frío en el invierno bárbaro.

 Yo podría conquistar el mundo pero solo soy un poeta maldito aquejado de todos los males de la apostasía que no pronuncia su nombre. Uno de esos que lo vio venir - me refiero, claro, a la llegada de los soldados y a las muchas salidas de ellos - pero optó por  quedarse de esquinera mudita para abrirse de piernas a todos los amos. Yo redactaba cánticos versolibristas en la época de los romances. Y así durante milenios, si es cierto eso de que Castilla es milenaria o, por lo menos, eterna. Maldito yo en los pies de la peña, conservando vaga e ineficaz la memoria de los castros y los dólmenes, siglo a siglo, surco a surco, esquilando putas ovejas, portaaviones de millones de mosquitos y chinches del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

 El yo que mira todo se droga con ensoñaciones de sol y viento, hierbas espesas y dientes de león. Se deja poseer en activo por el vuelo de dos buitres que buscan las térmicas y se lanzan a la burla de Newton. Pero no puedo negar que ese yo que jamás renunciará a sus ojos - que no es místico, cojona, sino psiconauta - ni a su conciencia de los enlaces y engaños con los que deja gozar su alma a medio camino de las dos mamblas y la ruina cachonda de viejos conatus imperiales.

 El de la foto soy yo, no lo olvides L, y esa soberbia con la que miras es rescoldo de una muy vieja historia que inicio un legionario del Lazio.


lunes, 15 de abril de 2013

Día 15 -1 (de marzo + 1). Se busca Neofamilia Real



Luca Giordano: Alegoría del Toison de Oro 
(Casón del Buen Retiro)


 Me digo que, puestos en faena Neoconstitucional, podríamos debatir si la familia Borbón es la más adecuada para ocupar el trono. Vale que la monarquía es le mejor de los sistemas pero, si es cierto que la historia ha terminado con el triunfo del modelo liberal y, por consiguiente, la idea de la continuidad histórica ha perdido su significado metafísico, ¿no deberíamos, sin más, elegir para el puesto de máxima dignidad a la familia que realmente más méritos nos pueda ofrecer en una proyección de futuro? Porque, biotecnología mediante, podríamos encontrar en el solar patrio alguna familia de ADN impoluto y cartografía génica que exaltara los grandes valores exigidos para el cargo:

a) Simpatía contenida  a la par que sincera. El carácter campechano solo es adecuado para las estirpes rancias, tratadas con conservantes y edulcorantes, que simulan trasiego de majos y majas para  darporculoconpalabrasdelpuebloperosinelpueblo. En la etapa neoconstitucional debemos decir que estamos cansados de la campechanía y el humor grueso patrimonio, como se sabe, de la extrema derecha (siempre ella republicana a pesar de las apariencias). El humor, por favor, siempre fino, para público familiar.
 b) Aire de término medio pasado por las manos de un estilista políticamente correcto. No debemos pasarnos, después de lo visto en la historia, a una Familia Real de entes guapos como estatuas de pasarela. No, nada de resentimientos ni rencores. La representatividad ejemplar  exige la media estadística que toma como universo el total de los ciudadanos. Por su parte, la dignidad que corona esa representación del pueblo, exige el paso por la peluquería, la buena percha para lucir ropas discretas y la capacidad para leer textos sin levantar al personal en apasionada marea fanática pero, al menos, con una vocalización inteligible.

Por otro lado, a través de un test psicotécnico elaborado por las mejores universidades de todas las naciones que forman la nación de naciones que debe coronar la nueva familia, contrastaremos su formación y lo que en la moderna pedagogía se denominan las competencias básicas




La competencia de aprender a aprender, tan importante en la socialización ciudadana, es muy recomendable para el oficio. Desde luego, denotaría insuficiencia si, ante los previsibles errores, se dijera simplemente: "Lo siento mucho. Me he equivocado. No lo volveré a hacer". Hay que aprender de los errores y, sobre todo, demostrarlo con, al menos, la creación de una plaquette de poemas, un ensayo filosófico y alguna aportación plástica que se ubique como recuerdo en alguna fuente.

 A estas competencias añadimos, al menos, una más: la competencia filosófica y ética. Un monarca - o, casi mejor, una reina madre -  con un aparte de melancolía y una ética del cuidado que abarcara a todos los seres vivos, siempre es joya de corona. Digamos que ese componente panteísta daría un barniz de religiosidad a la nueva familia real que, de suyo, tampoco debe exagerar su pertenencia a una religión  concreta de las del mercado.

En fin, los miembros de la Nueva Familia reinará a partir del día en que se firme la Neoconstitución por el presidente de la República, convencidos todos de que en nuestro país de países la monarquía es consustancial. Solo la república puede dar lugar a la Neomonarquía. 

 La Primera Familia Española presentará tu candidatura al trono del ImperioPanEuropeo. Hay posibilidades, ciudadanos.Y hay trayectoria para dibujar un proyecto común esperanzador. Se nos vuelve a abrir la senda del Imperio.

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En fin, solo quiero aportar mis pobres ideas al debate sereno que en estas fechas se mantiene en nuestra piel de vaca. Dimito sin compensación ni finiquito de mi trabajo de consejero. Pobre, me retiro a la buhardilla más humilde de la más polvorienta de las ciudades.

jueves, 4 de abril de 2013

palabra sin dios

 


palabras circundan como pieles rojas mi cabeza 

    Si mis palabras fuesen piedras, podría construir una alta torre circular en cuyo interior acamparía con todos mis cachivaches extranjeros. Desde el fondo de la torre, en el extremo de un pozo que nace en el cielo, sería capaz de contemplar todos los meteoros y el sol, la nieve y el granizo me cubrirían la cabeza para inspirar alguna bonita historia. Si mis palabras fuesen piedras y yo albañil sin ínfulas arquitectónicas, nadie podría entrar en mi torre porque carecería de puertas y  ventanas. Si, por azar,  una ninfa escaladora llegara hasta la cima de mi atalaya invertida, en el fondo solo contemplaría la negrura de lo muy profundo, ecos con su voz y otras ausencias de límites de esas que gustan a los exploradores.

 Si mis palabras fuesen piedras, podría lapidar a los lapidadores, convertirme en el apóstol que viene del desierto dispuesto a amargar la tarde en nombre de la justicia teñida de sangre. Los que sufren saben que es fácil herir las pieles más finas de la comarca y siempre hay cuchillos dispuestos a la carnicería. Son legión y turba los demonios que arrasan campos y esperanzas, dejando a su paso polvo seco en la boca y oraciones lanzadas al viento pidiendo a los vacíos de la miseria la llegada del ángel de la venganza. Mis ojos, irritados por el simún, serían la respuesta a vuestras oraciones si mis palabras fuesen piedras.  Lapidaría las cuchillas oxidadas de los violadores de almas.  Dice la ley que  es preciso, de vez en cuando, recordar con sagradas violencias que hay cambios de destino y que las heridas que infringen serán especularmente multiplicadas por la venganza que viene del desierto, del fondo del océano o de Aquello que las nubes ocultan en el cielo.

 Si mis palabras fuesen piedras....

 No son mis palabras sino golpes de aire tibio. Ni hielo ni fuego ni agua ni huracán ni mineral. Nada más que una brisa invisible y tan delicada que ni nombre merece. Ese pequeño movimiento que hace caer tu pelo sobre la cara sin incitar a la sospecha de que hay alguien a tu lado. Una mota de polvo o una liendre  en la cabellera salvaje del que lapida a la adúltera. Son mis palabras ángel discapacitado, pieza inmóvil del ictus, apopléjica respiración del retrasado al que en la calle apredrean.


 No son mis palabras piedras ni pistolas. Como cuando era un niño, juego a ser el pistolero más rápido del Oeste y desenfundo los revólveres que cuelgan invisibles de mis caderas. Hago justicia en el Saloon liberando de paso a las bailarinas que traen las últimas novedades parisinas. El can-can, la sífilis y la ternura de una mirada al vacío.

martes, 2 de abril de 2013

AROMA DE VAINILLA (ISABEL MARTÍNEZ BARQUERO)


Aroma de Vainilla (Isabel Martínez Barquero) 




No exijo mucho,
 sólo un microscópico
 espacio donde vivir 
al margen de rencores
(Aroma de Vainilla)

 Querida Isabel:

   Las afinidades pueden constituirse al margen de los estilos y de las voces que, quizás, nos separan. A priori, desde la sinvergüencería que aromatiza la plataforma de emplazamiento en la que uno escribe y mal escucha,  la historia  de una familia murciana no sería de mucho interés para la Bicéfala. Acostumbrada la tortuga a sus ritos de alambre y óxido lento, el estilo fluido de  Mercedes Ortega Abellán - la narradora de tu novela - está muy al margen del mundo de la Tortuga. La estepa burgalesa no es la huerta murciana.  Sin embargo, huele tan bien en tu historia, Isabel, que cualquier olor a borrachera, vómito, corrida o sangre queda al margen. Digámoslo de una vez, aunque pierdas lectores: tus personajes no fornican como conejos aunque, ay, las hembras sí se preñan como conejas en la primera y única ocasión en que  la excitación contenida se expande con olores almizclados. Ese sexo tan reproductivo....¿no está en los márgenes de lo actual? Esa inactualidad es una de nuestras afinidades...

 Las afinidades se tejen al margen de los estilos y, en el caso, se edifica en el espíritu de la Tortuga como envidia por  la prosa fluida. Sí, Isabel, me enlaza con tu estilo el deseo por una habilidad que no poseo, el espíritu narcótico de esa narración que sigue su curso a pesar de mis  intentos macarras de encontrar fisuras en la historia, descontextualizaciones, modos demodé, huellas de dedazos grasientos que desvelen que en la tienda de Don  Segundo Ortega se venden no solo aromas del mundo y espíritus de flores sino chorizo y vino picado. Intento encontrar decepciones, Isabel, pero las palabras de tu  Mercedes buscan sus recodos y sus rápidos mirándome con altivez. Más chula que un ocho, tu prosa, Isabel es obstinada como Doña Julia o Mercedes.Me trata con desaire y eso, colega, me hace adicto a todos los aromas.... Ese desaire es vida.

Dice Mercedes: 
"Qué gran sorpresa se va a llevar mi hija cuando llegue el postre, porque espero asombrarla, despertar en su espíritu una pequeña sonrisa interior. Los sabores que siempre nos han gustado la suelen producir y Berta precisa estímulos que la sacudan, que le recuerden que la vida puede llenarse de sentido en cualquier momento" 

¿Es fácil llenar de sentido esta vida? ¿Es suficiente con el aroma de la vainilla y todas las otras especias? La moralidad  que encontramos en una primera parte de tu libro está marcada por la obstinación, palabra suave que esconde y tapona algo mucho más fuerte: obcecación, cabezonería, voluntarismo rigorista, puritanismo egocéntrico. En mi opinión tu "obstinación sin fin" es suave vocabulario que redescribe la maldad intrínseca de los comportamientos de Julia Abellán con Don Segundo, el rigor irracional e inmoral del "pacto de sinceridad" que llevó a Segundo Ortega  al onanismo, solo o en compañía de otros (Regina o Berta o sus libros). Pero también obstinación es la crueldad (¿inconsciente?) de Segundo abandonando a la Echá Palante u olvidando, tras un único coito,  a Brígida, ambas cosificaciones  sustitutivas de la maldita Julia. Pero no solo Julia o Segundo: es obstinación de Mercedes su huida a las ciudades y  su negativa a aceptar a Don Felix en los términos de su liberalismo y la actitud de este último al negar el pan y la sal a la muy enamorada Mercedes hasta que nace su hija - y solo en la presencia de su carne. Y, a pesar de todo, la narración exonera esas conductas y no podemos sentir sino simpatía y afinidad con ese mal... 

 El mal, Isabel, habita en tu  Aroma de Vainilla de un modo subterráneo. En ocasiones las especias sirven para ocultar el mal olor de la carne o las corruptelas de nuestros principios morales.Creamos micromundos en los que aislamos, como en un laboratorio,  nuestras pequeñas crueldades

Tanto era el amor que le profesaba, tan acaparador y tan violento, que no toleraba presencias femeninas en la existencia de su amado, aunque fuesen remotas y anteriores a su llegada
  su amor frustrado por Segundo; ese amor que se había vuelto extraño y oscuro, ajeno a las palabras dulces y a los signos amables, próximo sólo a los reproches por no haber alcanzado la cima a la que estaba destinado; ese amor que no la abandonaba en su deforme furia y que le salpicaba con sus miasmas todas las facetas de su carácter
Tu prosa, Isabel, limpia y adictiva, suave,  fluye en mi mirada como las viandas soberbias que decoran la mesa en una día de fiesta . O los flanes que endulzan los postres. Mantiene las formas y la forma, con un aire de romanticismo decimonónico que, sin embargo, nos sigue mostrando lo siniestro de la saga. Mercedes, dice, respecto a su hija, que  actuaría con una alegría fingida y emuladora. No era mi deseo marcarla con los estigmas del resentimiento. Lo mismo sucede con tu prosa: la fábula engancha como una vieja droga. La botica nos afecta mientras vemos como el lado oscuro recorre los tiempos mientras se mantienen las formas.

Debo reconocer que el primer apartado (La obstinación sin fin) me parece más intenso que el segundo. Me embobó su construcción en vaivén, como si las palabras que van contando la historia al margen de la linealidad imitaran el aroma de las especias. Quizás Mercedes es incapaz de crear una mitología tan potente sobre su vida como la que había dibujado en lo que respecta a sus padres y abuelo. O quizás es que Julia puede vivir en una burbuja de obstinación que "ennoblece" sus actos porque vive aún en el siglo XIX,  mientras que Mercedes debe buscarse la vida en las ciudades y el principio de realidad rompe la morbosidad de la tradición de las Abellán. No sé. Tampoco tengo claro que si mi mayor interés por la primera parte tenga un sentido objetivo dado que tu prosa, Isabel, engancha en su ritmo y soltura desde el primer momento. En todo caso, sí quisiera resaltarte una experiencia que no termino de explicar y que no sé si es buscada o espontáneamente nacida en tu texto (o en mi lectura). Mientras leía los dos primeros libros me decía: qué modo tan particular de describir el mundo de los Ortega Abellán  al margen del contexto histórico y social. Parece que los personajes viven en una burbuja cristalina. En ocasiones me dije: ¿no será todo esto un tablado de marionetas que Isabel instrumentaliza para demostrar su talento como escritora, su efectiva capacidad de dibujante? ¿Cómo puede ser, me decía, que el nivel de renta de la familia sea un fondo oscuro siempre posibilitando el bien vivir cuando se dice, desde el inicio, que la familia está en franca decadencia al salir Don Segismundo de Lorca? Por otro lado, si Merceditas es concubina de Don Felix, ¿cómo acaba por heredar la casa? Una mujer marcada por su querido liberal (o libertario), ¿puede salir de rositas del conflicto bélico?. Sin embargo, bruscamente, en la tercera parte, la burbuja de intimidad y la "feminidad" del aroma de las especias se rompe cuando Berta y Rafael comienzan a sentir los hachazos de la maldita sociedad intolerante. La violencia del estallido del "movimiento narrativo" es importante. Da un sentido al conjunto como si se acumulara el precio a pagar por el orgullo de la familia y se precipitara la vía de los pequeños mundos.

 Dices en un primer momento:
El destino juega con nosotros como quiere y, en su juego caprichoso, nos lanza a orillas de mares muy próximos a nuestro propio océano. 

Sin embargo, el destino acaba - en la parte final del libro - convirtiéndonos en pecios en una isla distante a la creada por Doña Julia. El mundo jode a los hijos de Mercedes sin compasión y, creo, los anula, rompe la sangre fuerte que heredó la hija de Doña Julia. El exterior gana. Un cartero loco y una maestra. Todo se hunde quebrando el espíritu del aroma de la vainilla....Pero es aquí donde, de un modo brillante, la obstinación deja de ser un mal y se concilia con el sentido común  a través de la estética de lo cotidiano. Hay que tomar las riendas de la vida sabiendo que estamos en mundos pequeños que deben dejar aire a las grandes ilusiones.

 Dices: 
De esa manera, me convertí en una mentirosa que ensamblaba artificios sobre una base cierta, en una fabuladora de mi propia vida. Consideraba que eran ardides necesarios para mantener la calma familiar (...)
   No hablemos de esto nunca más, nunca. No hablemos, no vaya a ser que a mí se me escape la lengua y cuente lo que merece ser callado (....)
Debía despertarla del letargo que inocula la desgracia, de la autocompasión de los débiles, del magnetismo de las visiones destructivas y negadoras. los humanos sumidos en la desesperación vuelven a retomar el gusto por la vida de una forma tímida y apenas perceptible. Comienzan apreciando el sabor de un alimento, la luminosidad de una mañana, la calidez de una manta o el alivio de una compañía que los sostiene. Poco a poco y de manera titubeante, como un bebé que se cae innumerables veces antes de conseguir mantenerse firme, amplían los motivos de su gozo, en principio siempre simples y elementales. Y tras un período de claroscuros donde se derrumban y se levantan, donde se desesperan y remontan, un buen día, sin apenas darse cuenta, su interior deja de oprimirlos continuamente y los lanza de nuevo al juego agridulce de la vida.
Resuelves bien el contraste y la obstinación, convertida en voluntad de felicidad, cierra la historia.

   En fin Isabel, me gustó tu novela y quise compartir con mis torpes espamos la envidia que me convierte en un afín, eso que debe ser el lector. Enhorabuena y siga fluyendo la palabra que, con suavidad de aroma y caricia, pela y aligera la pátina opaca que el abandono deposita sobre todos los objetos no mimados


Luis


 Nota; Los textos en cursiva son de Isabel Martínez Barquero: Aroma de Vainilla.

Blog de Isabel: Cobijo de una Desalmada

viernes, 29 de marzo de 2013

Semana de Pasión(3). El arte, la religión y el amor roto de la madre




Antonio Saura: Crucifixión XI, 1963


 El amor, el arte y la religión tienen hilos (multicolores) que unen sus itinerarios y, quizás, sus destinos. El modo en que esto se hace realidad en las épocas o, por encima de ellas, en algún  eón trascendente, es tema aún no resuelto. Ese "aire de familia" que conecta por vía subterránea a los tres fenómenos - en el doble sentido de hechos manifestados y atracciones de feria - es la  dinámica que nos lleva a prescindir de la veracidad y la moralidad en nuestras actuaciones.

Alguien podrá decir que hay otras regiones en las que el olvido o, para ser más precisos, la distracción de la verdad y el bien se dan de modo abundante. Así,  lugar común, es el caso de la política. Sin embargo, debemos ser rigurosos. Los olvidos que de esos dos valores encontramos en la actividad política se muestran en la forma de ocultación y engaño. Una política inmoral y mentirosa es, Maquiavelo me perdone, algo perverso. No va de suyo con ella.  Por contra, en el arte, la religión y el amor, la percepción de la verdad y la moralidad como algo ajeno al juego planteado es de algún modo evidente
   ¿Dónde queda la verdad en la extrañísima historia del Cristo ejecutado, del Dios omnipotente dejándose torturar por la turba de judíos y gentiles, es decir, por la humanidad por una vez unida en objetivo? ¿Qué moralidad legitima el sacrificio cruel del inocente cordero como camino hacia la liberación?. Los practicantes  del mensaje religioso - como el amoroso o el artístico - juegan en ocasiones a la idea de ofrecernos una verdad y una moralidad más alta, más profunda. Craso error que se desvela bien pronto: en tanto dirigido a nosotros, esas supuestas verdad y moralidad más altas solo son  inteligibles si las miramos, guiñando un poco los ojillos, bajo la forma de fábula y momento de amoralidad. Solo el loco genio o el profeta o el enamorado dicen entender esa verdad profunda. Lástima que siempre callen o que, al hablar, nos relaten sus fábulas que acaban por demostrar lo obvio ----  en el fondo, son como nosotros, salvo que un poco más inestables.

 Sin embargo....

   Miro la Virgen doliente y conmueve la ignorancia absoluta del destino del hijo, su pronta resurrección y su conversión en Rey. Ella desconoce - o es una actriz excelente - lo que todo el público que participa del juego asume: si nos detenemos con tanto esmero en la contemplación del torturado es porque sabemos que es ficción, que no hay crueldad, que es todo un espectáculo de belleza expresionista.  Porque, en verdad os digo, si fuere de otro modo, si lo que se relata en la pasión fuese verdad y la crueldad no tuviera paliativos estéticos, entonces, el silencio sería abismal, todos estaríamos en nuestra casa, los pocos sampredros que quedaran por la calle negarían tres veces mil la asociación y  abundarían los colgados en los árboles al modo Judas. Pero no, no es cierto. No puede ser verdad, no hay maldad tan alta. Pasarán dos día y llegará el reino (ergo, conviene estar con el que gana...). Solo la Virgen parece estar al margen, solo ella no comprende que es ficción. La madre amorosa se desgarra el pecho y agrieta la cara...


 De los tres modos antes señalados - arte, religión, amor - solo este último agita radical su olvido de la verdad y el moralidad. Dice el amante y la madre amorosa que esta verdad no puede ser verdad aunque lo es; que este mal no puede ser tan destructor, que es imposible que el enamoramiento nos desgarre de tal modo, aunque lo esté haciendo. Solo el amor lleva del olvido de la verdad hasta el extremo de olvidar también que es todo fábula y se ubica más allá del bien y del mal, más allá de la pregunta por lo real y la apariencia. Solo enamorados entendemos que esta ficción cruel nos está matando realmente (o, en positivo, nos transmuta de veras).

 No puede ser real. El Hijo está dormido, el Hijo ha muerto, el Hijo nunca ha existido, el Hijo es lo único que ha sido.... Solo el amor romperá tu corazón, madre.

 Llega el silencio...pero solo para la madre que, idiota, está enamorada del hijo hasta el último pliegue de su corazón en carne viva.

Gloria


jueves, 28 de marzo de 2013

Semana de Pasión(2). La turba, el oxígeno y el alma bella





I nomi ruotano privi della loro materia fin dal mattino


"Cuando el suelo se seca, 
la turba pierde agua,
se 
encoge 

agrieta
 el 
terreno.

 El aire comienza a circular 
por los huecos.

Y la turba,
 formada en ausencia de oxígeno,
 comienza a oxidarse 
y se calienta. 

Cuando supera cierta
 temperatura entra en autocombustión, 

arde 
sola 
bajo
 el 
suelo. 

La autocombustión no es más que la oxidación a toda velocidad".
( Cfr El País )



turba2.
(Del lat. turba).


1. f. Muchedumbre de gente confusa y desordenada.
Real Academia Española


   Ayer me hablaron de la turba en una visita a la Universidad. Es la turba una realidad en tránsito, espacio de mineralización incompleta de los seres vivos, quiebra provisional de lo biológico nacida de la escasez de oxígeno. Y es el oxígeno, ese extraño ángel, señor de la vida y la muerte,  el que  busca a la turba traidora en  incesantes volutas veloces como el rayo. Recorre oquedades y atraviesa rendijas que escapan al ojo humano, hasta dar con ella y frustrar el empeño mineral. Allí, en el fondo, la violenta y oxida, apasionado encuentro que se encierra en el fuego.



  La turba, huyendo en lo más profundo de la vida, termina siendo el mejor habitat . Su deserción del reino biológico es  la gran contribución a la vida. Como un Cristo que debe morir para salvarnos. Calienta hogares y es sustrato de plantas. Es la turba cobijo, cuna, lumbre de la vida por la presencia de carbono y la deficiencia microbiana, es decir, por la ausencia de la vida.

¿Es la sucia turba desarrapada lo que el alma exquisita precisa para brotar en su excelencia?

Pero la turba muere con esa oxigenación "a toda velocidad" que provoca su autocombustión. Fuego subterráneo. Creación de un infierno. Castigo del dios O2.                                                 


     Redención


 Mi "alma bella" es turba que crece huyendo de la vida, buscando el perfil geológico que diseñe su rostro de ángel. Lo mejor que puede hacer mi alma es estar en el Cielo, a la diestra del Padre, lejos de todos vosotros.  En ocasiones, sin embargo, la belleza, el amor, la fraternidad u otras fuerzas sedicentes de las que oxigenan el mundo (y sus pares: la fealdad, el odio y la mísera crueldad) entran en el interior del refugio y, con una sobredosis de vida que invade el Cielo, llevan al alma bella que me habita a una combustión en la que todo se confunde.

 La pasión anuncia la quiebra de todos los sentidos, la inflamación de las cartografías que se rasgan y deforman. Mi alma bella es ya doliente enamorada  y su verbo se hace carne. Dice te quiero y otras palabras sin sentidoTras la agonía llegará el silencio. Y la espera de una resurrección que parece que la serotonina no es capaz de regular ni con todas las químicas del mundo porque, en fin, todo es espíritu confuso.

 Ya sé que no me explico.

*****


Antonella Anedda: Nombre (Traducción de CC Rider, D, Daniel). Gracias.


¿Cuál es la palabra que dice que no hay más sentimientos

negativos sobre quienes te han herido ?

Perdón, me respondieron. Pero yo quería, al contrario, hablar

del rencor.

Éste ha sido el inicio y puede valer como ejemplo.

Cada día que hay una palabra nueva de la que no recuerdo el sentido

el cual suena en tintineante motivo, percibido a fragmentos

familiares una vez, ahora perdidos.

Cae su luz habitual. De golpe no importa,

siento odio, perdono a quien siente el odio, me perdono ?

Hay un alfabeto incomprensible, un lenguaje olvidado.

Los nombres giran privados de su materia desde la mañana.


(Qual è la parola per dire che non si hanno più sentimenti
negativi verso chi ti ha ferito?
Perdono, mi hanno risposto. Ma io volevo, al contrario, parlare
del rancore.
Questo è stato l’inizio e può valere come esempio.
Ogni giorno c’è una parola nuova di cui non ricordo il senso
e il cui suono tintinna un motivo percepito a brani
familiare una volta, ora perduto.
La sua luce abituale cade. Di colpo non importa,
provo rancore, perdono chi prova rancore, mi perdono?
C’è un alfabeto incomprensibile, un linguaggio dimenticato.
I nomi ruotano privi della loro materia fin dal mattino)




martes, 26 de marzo de 2013

SEMANA DE PASIÓN (1)



 "En cuanto a mi, estoy contenta, pues a menudo oculto riéndome mi absoluta falta de alegría"
(Marie Curie, fragmento de una carta a una amiga de juventud. 
Citada por Rosa Montero en  "La ridícula idea de no volver a verte")


 Mahou, marramiau...

 Lo auténtico, lo espontáneo... "lo eso" que fagocita lo auténtico y lo espontáneo de un modo similar a como la falta de alegría vive en la  risa y la sonrisa del afectado por la melancolía.

 Pescadora de hombres, la modelo del vídeo,  recorre las calles buscando la verdad en los humildes y sus iniciativas creadoras (la primera de las cuales es levantarse de la cama). Religión del pueblo, ciencia del pueblo y para el pueblo, filosofía folk, honor villano, genialidad del espíritu del pueblo, moda y cuestión social.

 El radio absorbe el extrarradio.

 La muerte del cristo es apropiada por las piedras de su iglesia (no socializada sino privatizada). Adorarán la tumba.

... algunos vieron oculta en la crucifixión y la brutal tortura la sonrisa del enviado


.... el buen humor (eudaimon) oculto en la autenticidad barroca de su pasión.

 La espontaneidad de la modelo del vídeo es látigo funesto que anuncia el fin del tiempo, el atronador silencio que el viernes santo anunciará el fin de la historia.

El olvido santificador de tanta tropelía en lo ético y lo estético.

Amén.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Solo lo que te ahoga, Ofelia, consigue rescatarte del traspiés


 El agua rodea la isla de L por definición y con evidencia bien alta, salvo confusión en el uso de las palabras. En el océano, cerca de las costas,  caminan cubiertas de agua y largos vestidos blancos mujeres melancólicas que, sin vocación auténtica, hacen embarrancar a los navíos. Desean ellas mostrar su tristeza -  a veces enamoradas, a veces simplemente hartas del uniforme de damisela - y es por ello que se lanzan  a la caminata submarina, con la cabeza cortada por la superficie y el oleaje, pero con los pies bien amarrados a la arena y esos fondos marinos donde se acumulan los detritos (o las dentritas, casi digo, el orden nervioso de las mareas y las simas de más de diez mil metros de hondura).

 Ofelia tropieza a cada paso en su caminar de sonámbula y, sin embargo, el agua que ella deseaba que la anulara la mantiene en la vertical, evita su ahogamiento por efecto de las fuerzas físicas de Arquímedes y las no menos interesantes del conatus de la supervivencia. Nunca termina de caer y mantiene  la cabeza siempre afuera por mucho que se empeñe en cerrar los ojos (vocación idiota en las noches sin luna) o mire vacía de sí más allá de las esferas exteriores. Ni la muerte te tolera, amiga, y por eso recorres como alga, transmutados los pies en largas trenzas de sargazos, las costas de la isla de L, centinela a tu pesar, mensaje y boya, anuncio de que solo se pisa tierra si se sumerge el alma en la ensoñación, la tiniebla dolorida por las mil drogas o la pataleta de los niñitinos.

 Pensaba, hace unos días, en la posibilidad de crear en la isla un cuerpo armado que pudiera, en caso de amenaza e invasión, utilizar toda la crueldad física para la que estamos el resto de los habitantes de L incapacitados. La niña rastafari frunció el rostro entero como si fuera una persiana y se largó de viaje, dejando una larga señal de ofensa cruzando el cielo en forma de trenza y caos de pelo.  Hoy lo he pensado mejor: el ejército de mis ofelias  recorrerá, melancólico suicida, la costas de la isla para hundir en el deseo las naves de cuantas flotas nos amenacen. Un ejército del morbo. El genuino grupo armado de la decadencia. La negritud o el corazón tan blanco de Lady Macbeth.

sábado, 16 de marzo de 2013

Entre la tierra y la luna me quedo con tu cara invertida en el espejo de mi escafandra




En la isla de L ocupamos nuestros ocios con vicios diurnos y nocturnos siempre moderados.  Nadie espere encontrar dentro de los muy estrechos límites de nuestra geografía espacio para lo sublime ni, ay madre, lo terrible. La mayor parte del tiempo estamos con los pies en la tierra y hablamos de lo hermoso que es promover el envejecimiento activo (VER) y la sostenibilidad de las pensiones. Sabemos que ambas son formas de dar por culo con el lenguaje y con la invisibilidad del "buen sistema", violencia anal que consideramos en el límite de lo intolerable que aún se deja tolerar un día más, fórmula esta que usamos los habitantes de L para mostrarnos un pequeño guiño de crítica libertaria sin ofender a nadie y dar cuenta de que estamos colocadísimos de miedo y bienestar(estado de) pero que aún nos queda un fondo como de inteligencia.

  Porque las tormentas del exterior llegan a L, no se crean, y ni solipsistas nos dejan ser. Estamos jodidos como los demás aunque no por eso confiemos en el Papa Francisco, en la Unión (sea lo que sea) o en el movimiento de las cinco estrellas. Que no todo es igual pero, ya se sabe, pagan justos por pecadores y, después de la sodomía, ni la mano pura del santo pontífice nos hace dejar de sospechar en la pederastia aplicada a deshora en el niño que pudimos ser;  el apoyo financiero de la Unión  nos suena a la bayoneta de los soldados que fusilaban a los tipos de Goya en el célebre cuadro y, en fin,  la esperanza de la indignación nos deja sin aliento y con la cara idiota del buenismo que tanta veces hemos manifestado en concentraciones de repulsa y velas encendidas en el faro para orientar a los barcos ebrios.

  Este es el estado de ánimo cuando ponemos los pies en la tierra y nos colocamos con la imaginería mass media.

 Con suerte, con ayuda o sin ayuda de la química, incluidas en la lista de entidades dopantes  la música y los tocamientos con manos y palabras, así y con todo, los habitantes de L nos vamos  muchas veces a la luna. Allí hundimos la cabeza en espacios de pasivo envejecimiento, gozoso onanismo en el que la vida se masturba en nuestra humilde persona y nos hace ser insostenibles para el sistema, para los pies en la tierra, para ellos, los otros, los rostros sin rostros o con caretas.La vida nos está matando y nos dejará tísicos como pago a sus caricias de uñas metálicas y pliegues de vieja.

En la isla de L, mientras tanto, miramos al castillo que hace un ratito por fin han iluminado.


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"Quizás me estaba volviendo loco, pero sentía, sin embargo un gozo gnóstico que penetraba profundamente en el corazón de las cosas. Luego, tan súbitamente como había adquirido esa fuerza, la perdí.... me desperté y me encontré en otra parte: de vuelta en el mundo de los fragmentos, de vuelta en el mundo del hambre y las desnudas paredes blancas" (Paul Auster: El palacio de la luna)

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domingo, 10 de marzo de 2013

Margaly, la niña rastafari(II). Desconexiones súbitas



       " El magnetismo de los materiales se destruye por calentamiento, pero puede volver a recuperarse por enfriamiento" (Mi otra mitad, Beatriz Sanchís).

    " Nadie se pasea impunemente bajo las palmeras y las ideas se alteran , seguramente, en una tierra que cobija al elefante y al tigre"(Goethe: Las afinidades electivas,1809)

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    ".... donde los individuos entran en relaciones más o menos efímeras....sujetas a desconexiones súbitas que los acostumbran a la impermanencia..." (S. Giner: El origen de la moral, refiriéndose a Tönnies)

 "...seguramente aun se manifestarían muchas otras relaciones y afinidades de los seres inorgánicos entre sí, de los orgánicos con ellos y también entre sí, cuyas afinidades y relaciones nos son desconocidas" (Goethe: Ibídem)

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 Margaly, mi niña rastafari me dice:

   te encierras en esta isla y no digo que no sea envidiable tu destino. Es la isla de L hermosa y hay en ella rutas y  exploraciones que me llevarían por lo menos dos vidas y media. Con gusto apuntan mis trenzas a estas tierras para el descanso, que no faltan ni las montañas con huellas blancas de castillos ni pantanos con árboles de hueso. Lo que me entristece, amigo, es que no sea tu voluntad realmente profundizar verticalmente en esta tierra ni en ninguna y que perseveres en el encierro isleño únicamente por  tu miedo. Sé que, en la nostalgia, quieres llegar hasta los lejanos horizontes que atesoran los meridianos de mis cabellos. Nunca has querido patria ni hogar y no sientas que porque viajes huyes de nada ni que al mutar dejas de ser el mismo en tu historia. No hay traición. A nadie debes nada. No hay tal cosa. Te invito al viaje...

Digo:

 Hoy gozo de tu amistad que parece de bronce. Animado estoy, y guiño un ojo, a tirar todo y seguir el viejo empeño de mi corazón. Sin embargo, temo que un día, como las otras, te vayas y que solo con girar la cabeza un segundo ya no estés sentada bajo ese árbol. Están prohibidas en mi isla las desconexiones súbitas de las afinidades que se supusieron de hierro. No me muevo para que nada pueda avanzar hacia la impermanencia.  En una de mis pesadillas  la gravedad desaparece y salimos todos rebotados hacia el vacío.No me molesta ser yo el que cae en ese abismo sin peso. Lo que me resulta insoportable es verte alejándote en el cosmos de mí proximidad cuando había creído que esta vez sí habíamos vencido los obstáculos que nos separaban. Ni una decepción más. Prefiero, por tanto, el sueño del opio de tu relato. La visión nublada por la adormidera o la miopía ficcionada me dan la confianza y el alivio de que tal vez seas solo un sueño.

 Dice ella:

 yo te espero en el frío, si es allí donde crees que puedes sentirte a salvo de mi peligro. No pidas que, aún siendo niña y rastafari, no pueda conseguir tu amor o cualquier otra cosa que sea entrañable.



M ooooo

jueves, 28 de febrero de 2013

Margaly, mi niña rastafari (01)


Alexander Calder: Sumac/Zumaque


Margaly, mi niña rastafari, tiene una trenzas más  largas que el radio de la circunferencia infinita. Margaly reside interina en la isla de L y en sus largas coletas habitan orangutanes colorados, evasores fiscales y algún que otro insecto de aspecto terrible o maravilloso. También aparecen en ocasiones, como atrapadas en una red,  señoritas viajeras, corazones descompuestos, enanos de circo ambulante y algún que otro orador sin plaza. Su larga pelambrera le permite aventurarse en las más lejanas geografías sin que provoque en mi miedo o sospecha de abandono o deserción. Ella siempre vuelve, siguiendo la estela de su pelo, al corazón de la isla.  Muy cerca de mi cabaña - algún día hablaré de ella - esconde la niña su champú. Y, junto al champú, la raíz volcánica de su pelo. Con Margaly nunca cabe la decepción,  entre otras cosas porque nunca promete nada oculta tras la cortina de sus cabellos.

 Margaly visita lugares exóticos que a mi nunca me exotizarán (marramiau!!, erotizarán). En silencio impostado envidio la suerte que algunos tienen cuando se lanzan por las autopistas cósmicas de su pelo y llegan hasta sus destinos, ocultos en la espesura o saltando como Tarzán con sus lianas. Yo, pobre L que se quedó sin letras, solo me atrevo a realizar prácticas de funambulismo en sus trenzas si veo debajo la extensión de mi isla. Cuando el alambre se acerca a los límites del océano doy la vuelta, me dejo caer sobre mi jungla, y le confieso a la niña rastafari que otro día le contaré y me contará lo que significa estar más lejos.

 Más lejos. L siempre quiso estar más lejos aunque nunca fue aventurero. Ni marino ni capitán de aerostato. Desear estar en otro sitio y huir es una cosa. Marearse en el vértigo del viaje otra.

 Huele el pelo de Margaly a grifa y es su pelo grifo. Nada de eso es relevante pero lo digo para que nadie sospeche de mis mentiras. Margaly, pecosa, tiene gafas de visión nocturna y llega hasta el fondo más fondo de todos los fondos. Allí donde no hay estrellas.

Y, a diferencia de tantos, luego es capaz de contarme lo que allí se ve.

martes, 26 de febrero de 2013

Psicopatología de la vida cotidiana. Mi hombre sapo


Sapo corredor (Epidalea calamita)

Un  sapo parlante habita interino el espacio que media entre mi lóbulo frontal y el cráneo. En ocasiones admite la forma de ladrillo, metamorfosis mineral en la que oculta sus periodos de sueño. Su apariencia pachorra puede provocar gracia y vómito, en el modo simultáneo, pero es solo un pequeño engaño para alejar nuestra atención de su labor de zapa. Como debe aliviar su vejiga, me dice, necesita trepanar mi cerebro y colocar sendos tubos justo encima de la ceja y, menos agresivamente, tomar en prevención el espacio que garantiza el acceso a la glándula lagrimal. Es habitante de humedales, dice.  Bien es verdad que me deja sin la posibilidad del llanto aunque, como él me dice, para qué quieres tú llorar el llanto por nuestro lagrimal

 El  sapo que, oculto en su avatar de ladrillo ahora descansa bajo mi frente, lleva mis pensamientos y actos por sendas que calculo broma y capricho de sus ocios, pues creer que ese es su real oficio es hipótesis  en exceso patológica. Así, por costumbre, me hace llegar a los sitios cuando debía ya salir o, como ayer mismo, me incita a salir feliz del trabajo una hora antes. No es muy amigo del escitalopram,  al menos en apariencia, y me dice que debo renunciar a la compañía de la pildorita si quiero que mi vida amorosa fluya bajo su divina providencia. Sospecho, sin embargo, que es todo comedia y que mi sapo y el escita comparten cierta familiaridad entre fraterna y viciosa, o fraterna y viciosa incesto mediante.

 Hoy, justo antes de levantarme de un salto, el  sapo me sugería, para aliviar los males del planeta y la nación, la apuesta ética por el suicidio altruista de todos aquellos que tuvieran, digamos, más de cincuenta años. Me mostró gráficos y diagramas a lo Pollock, garantizando la recuperación del empleo a tiempo total y la inversión de los gastos en pensiones y sanidad en políticas activas de lo que sea que hicieran los supervivientes. Le pregunté por las posibles excepciones a la radical medida - sabios, jefes de estado y gobierno, artistas en una segunda juventud... - pero me dijo que no merecía la pena implementar un grupo de reflexión y selección en la nueva hora. El suicidio de todos los mayores de cincuenta sin excepción era justo, por lo arbitrario. ¿Y si alguien no acepta el dictamen? Semejantes antipatriotas y enemigos de la humanidad, me dijo, deberían ser ejecutados y perseguidos hasta el centro de los montes y selvas  en los que se escondan y embosquen. Por lo demás, no está mal para el nuevo orden contar con bandas de avejentados guerrilleros para los telediarios.

 Le pregunté por su edad. Mi  sapo-ladrillo me dijo: soy poco más que un niño.

BUENOS CONSEJOS (fábula). Este cerdito es ya carne y manteca

  Tiresias you teach us what it means to hold your own (Kate Tempest: Mantente firme ) Lejos del país del verano rumia el ce...