No
hay palabras que expliquen la salida de este sol que me anunciaron
tal cual en el viaje hacia un horizonte de salvaje oeste. Nadie
comenta tampoco el temblor en mis dedos de campesino que se ve forzado, una
vez más, a ser fuerte. Disparo y, al otro lado de la calle, el aire
recalentado por la bala ni siquiera hace temblar a ese que llaman
pistolero. Risas de fondo al sentir, más que ver, la orina en mis
pantalones. Cuatro metros más a la derecha, gritan los borrachos.
Sé que esas risas son las mismas que acompañaron mis primeros pasos de
paleto en el puerto atlántico. Y al perder el tren o ser escupido
en la taberna. Segundos nada más y mi dedo inconsciente en su venganza lejana golpea de nuevo
el gatillo. El peligroso hombre cae con un agujero en el ojo, otro
ojo haciéndose un sitio en la espesura de su cerebro sin encontrar
cartas de propiedad. No hay ley, dijeron, y el caos silencioso
acompaña ahora la caída leve del cuerpo en la tierra húmeda de
noche. Él, invencible, ha sido derrotado por el torpe David. Esta ha sido siempre tierra de religión. Todos
callan y mi revólver se encasquilla ahora que ya para nada sirve.
Alguna vez tenía que tener suerte, alguna vez mi anonimato entraría
a formar parte de las leyendas, según me prometieron.
sábado, 8 de agosto de 2015
sábado, 18 de julio de 2015
vida como calle te advienes
(él) sube y baja la calle sin buscar nada entre las rendijas que, en aquella puerta o esta ventana, entre las baldosas de la acera o en las quiebras del asfalto, anuncian que otra cosa es aún posible pensar y sentir, y que, por ello, lo que ahora angustia su mente es bobada o tontería, falsa imagen de caverna, vestigio de un mundo irreal que le lleva por el camino de la amargura...
... sí, así es, y con todo, esa sombra que emborrona su mente es digna de piedad siendo como es la imagen mentirosa, un error y una cartografía deformada por la borrachera y el miedo del marino. Compasión, pues, para ella y para todos aquellos que cayeron en la tentación y en el mal y en los espejismos, porque toda esa putrefacción corrobora la marca de lo importante, el precipitado y el nombre de la astucia que fue brújula de Ulises: mis errores son mi alma toda - dice -, figura o fondo de toda la verdad que está dispuesta a mi alcance en este subir y bajar la calle...
... y (él) vencerá la ira en el subir y bajar. Es pronóstico y destino que romperá la tristeza de los ojos y dejará que la proverbial sonrisa que a nadie pertenece, enjabone la bella música que ahora en su alma se inyecta.
viernes, 10 de julio de 2015
craso error del peregrino en su huida
Peter Frederick Rothermel, 1869
La oscura sombra del viejo y
desdentado malestar se vino a vivir a un espejo y navega ajeno a
ella el barco que la transporta. Nombrado el navío con la bandera
negra que ausenta de todas las leyes – así dijo el contrato - ,
van los peregrinos esperanzados en busca de su Patria sin rostro. Ignoran también el ataúd de
Nosferatu que se ha instalado en el vientre del sueño, dispuesto a
abrirse todas las noches para advertir que nunca se
escapa del viejo dolor que el corazón teje en los márgenes del
azogue. No hay quiebra
del viajero con su patria, ni anuncio de una vita nuova
en plazo razonable. El rasgado de olvido es ingenuo suponer.
El
malestar se oculta en un espejo y solo un no-muerto, del que todos
por salud desconfian, advierte en sueños del peligro. Solo él sabe y nadie cree posible que, ya tan lejos, estén aún en la casilla de salida. Emigran ilusos y la noche canturrea sin ironía la
lección de la historia: la oportunidad
del navegante se agarra a los dos lados del Océano y mantiene al
barco varado en pesadillas que dicen que no será posible ni volver a
puerto ni alcanzar el destino.
viernes, 3 de julio de 2015
Cuentos de verano # soyhannahmontana
qué fácil imaginar en los otros
la trampa de la marioneta que burla
la libertad en la sonrisa de un destino
o capricho burdo
Mi vida es el relato que esperas.
¿Cuánto interés realmente te despierta?
El relato me narra intermedio tragicómico entre la majestuosa presencia en el inicio
de una Luz que me vomitó llena de expectativas (como la hermana de Gregorio Samsa al final de la Metamorfosis) y aquella sombra del Fin negro azabache, oquedad del ojo perdido por un topo sin ano que deglutir no puede sin estallar. Signo el bicho anómalo de la escatología.
Yo soy el relato y hay quién pide explicaciones, justificación, exposición del porqué de aquellos márgenes que, intempestivamente, parece que se han cambiado a mitad de la partida.
---- Nótese, sin embargo, que bien pocos reclaman en verdad el discurso que, en la vertical, explicaría el vuelco en la vida. Cómo gana en el siglo un cierto espíritu de tolerancia que se engorda con la ira estreñida del topo antes citado. Quizás solo yo mismo, travestido de socrática y majadera plañidera, me pido respuestas. Me guardo, pues, el relato en el intestino
Nadie pide nada, amigos, porque la matriz de la orgía del tanto decir fustiga ya con cambios tan notables como el de Hannah Montana en la horizontal del devenir cronológico. Insuperable Hannah
Por otro lado no interesa, a efectos artísticos, ni el origen ni el destino escatológico. Ahí están, sin más, para tarea de ontólogos. Yo solo digo: el relato me narra como intermedio tragicómico y etcétera.
Mi vida en su irrelevancia. Como me dije hace más de treinta años:
Vivo en el mundo,a nadie importe
miércoles, 20 de mayo de 2015
leo leyes
leo leyes por oficio de tinieblas
leo el decreto sobre el curriculo de filosofía
leo la ley que quiere llenarme las meninges con su vocabulario
leo lo que redescribirme quiere
leo a Joseph Roth:
leo el decreto sobre el curriculo de filosofía
leo la ley que quiere llenarme las meninges con su vocabulario
leo lo que redescribirme quiere
leo a Joseph Roth:
No
dependíamos de leyes, sino de caprichos. Pero esos caprichos eran
casi más predecibles que las leyes. Porque incluso las leyes
dependen de caprichos. Por algo podemos interpretarlas. Sí, amigos
míos, las leyes no protegen contra la arbitrariedad, pues ellas mis
mas son interpretadas arbitrariamente(Confesión de un asesino)
lunes, 20 de abril de 2015
lo que las luces vomitan
Todo
es frágil y engañoso riesgo en esta nave; no tienes muy buenas cartas que jugar. Sé
fuerte y astuto como Ulises en
su regreso a la casa incierta que, sin embargo, estuvo y estará
siempre ahí. No entres en el laberinto del que
demasiado desea. Antes bien, intenta encontrar cada día algo de lo
que puedas prescindir o, al menos, el refuerzo para seguir encerrando
lo que pareciera ya no deseado en tinajas cubiertas de telas
enceradas. No os llevaréis civilizadamente los bienes y tú. Eso ya
no es posible.
jueves, 9 de abril de 2015
Manual de autoayuda (y dos): Guía de perplejos o consejos que nunca seguiré porque vuestro diez ya no quiero
A mis pies, a su dolor y a la fisioterapia
Esos
pies en concurrencia troquelada con un tapiz azul ajustado a la
fascitis plantar....
Esos
pies curarán – si Disciplina
lo
permite – en un acto paciente de estiramiento, la aceptación
y
la rebeldía del que calienta el músculo, lo ejercita y luego lo
enfría con hielo;
el
cálculo del dolor que la edad hace razonable si ha encontrado la voz y la mirada;
el
hallazgo siempre mágico de una metáfora tonificante ( si los dioses
lo permiten);
un
poco de amor vaporizado en un gramo de libertinaje fantasioso(si el
instinto se despista);
un
poco de engrudo experiencial (que de algo ha tenido que servirte
vivir estos años);
y,
sobre todo, la Santa Distancia que mira el mundo con sonrisa franca y
cita
a Spinoza
He cuidado atentamente de no burlarme de las acciones humanas, no deplorarlas, ni detestarlas, sino entenderlas
desmonta
bicéfalo el río que va de la mar (que es el morir) hacia el
manantial de la alta montaña ignorándose en este viaje;
pies
que lloran y ríen con la máscara de la comedia y la tragedia
(respectivamente)
pies que se curan en la buena compañía de toda una vida
(incluida la de los extraños)
viernes, 3 de abril de 2015
Manual de autoayuda: Guía de perplejos o consejos que nunca seguiré porque vuestro diez ya no quiero
" La buena ejecución de un ejercicio de suelo comprende cinco puntos:
en primer lugar la gimnasta tiene que realizar una buena recepción en sus diagonales acrobáticas.
Además tiene que ganar altura en las piruetas, tanto para obtener una buena puntuación como por seguridad.
Debe tener mucha resistencia, ya que si pierde fuelle antes de la última carrera se enfrenta a un serio problema.
Tiene que estar en muy buena forma para evitar las lesiones.
Y, por último, tiene que ser capaz de "vender" su ejercicio a los jueces y al público"
"No voy a huir de lo que me da miedo. Voy a afrontarlo, porque la única manera de evitar el miedo es pisotearlo"
(Nadia Comaneci: Letters to a Young Gymnast. Citado por Lola Lafon: "La pequeña comunista que no sonreía nunca")
jueves, 26 de marzo de 2015
De parias e intocables

A Miguel este ojo bicéfalo dice gracias
y en su mesura me reconozco.
Miguel que me bien recuerda en los viejos días
y anuncia el florecer de los textos luminosos
Hay bayonetas que se clavan con geometría de decepción en lo más íntimo de las meninges atravesando la piel y manchando la carne honda,
subvirtiendo toda virtud que imaginar pueda el humán
y aún otras cosas a las que la palabra no llega
(el no llegar de la palabra es un valor absoluto, como ese que Einstein da a la velocidad de la luz).
Hay carnes que tiemblan en la ira y se refugian en el odio
porque
nos habitan agujas oxidadas que pinchan muñecos vudú en un poema de Lorca
y hay Lorcas que se despiertan vulgaridad y estereotipo
- reiteración una y mil veces de la ya vieja Sherezade -
y hay la misma secuencia de opereta
o se da la misma moraleja del cuento
y aquella engañosa novedad de rojo amanecer que salva la cabeza del Bautista
o anuncia el dentífrico que vencerá a todas las caries
y al nauseabundo hedor que sigue los pasos de los cuentos infantiles en versión hardcore
Mirar tan lleno de temblores es asunto muy Kierkegaard
Mirar sin zaherir es esquema muy Spinoza
Mirar cantando la vieja maravilla
-el río que discurre del mar hacia la más alta de las montañas -
es tan difícil
tan tan difícil
que me hace recordar que soy un caso
otro,
un otro bajo la forma de un cualquiera que escribe en tablillas de cera digitalizadas
Y solo por tu palabra la voz llegará
rompiendo el sable en la rodilla de la belleza,
resquebrajando la belleza en la cima de un matiz,
matizando un discurso
susurrando la sorpresa del libre pensar
que desvela alguna cosa bien querida
incluso en el núcleo mismo del asco
incluso en el núcleo mismo del asco
sábado, 21 de marzo de 2015
la muerte del filósofo

Nos dice el que se postuló como autor y hasta artista, filósofo incluso:
Observo una estructura seca de lo que fue planta y contrasto su ramificación fractal. Está ahí, enfrente de la taza del váter que ahora ocupo, con vocación de adorno del tipo flores secas o algo por el estilo. Ahí está, ante mi, la pauta reiterándose de un modo tedioso que, ni siquiera, tiende al infinito.
En la calle los humanos pierden la riqueza de su variabilidad y representan, como en un teatrillo de marionetas, esterotipos fácilmente detectables, personajes ya vistos que hacen bramar contento al público. En las aceras los chicos jóvenes dialogan en conversaciones propias de la mala literatura y, en el mejor de los casos, se me muestran como los personajes de alguna vieja zarzuela. Anda y que te ondulen...
Asisto al un partido de baloncesto. En el pabellón miles de aficionados hacen la ola o comen bocadillos, Los niños entran en vórtices de alagarabía subiendo y bajando peligrosas escaleras empinadas. Me incomodan, Gruño sintiéndome un ejemplo de señor gruñón. Mi hijo me aconseja: son niños. Yo solo puedo pensar en que todos los presentes morirán y que la conciencia, tan amada, se perderá sin metáfora blade runner. Un apagón. Pluff.
No hay lugar ni hábitat protegido en el alma para la sorpresa porque ya la visión de la pauta y la reiteración de lo mismo no me saca extáticamente de la podredumbre de mi edad carnal.
El filósofo, ajeno a la maravilla del mundo que tilda, ahora sí, de espectáculo de tedio, hunde todo su esfuerzo intelectual en cada una de sus arrugas. No sabe cuál será su tarea
Ha muerto el filósofo. O, qué vamos a ocultar, la muerte triunfa otra vez, otra vez, otra vez, Esa es su desapasionada pauta. El logos de una sociedad que ya solo debería exigir una "Crítica de la Razón Drogada".
sábado, 14 de marzo de 2015
Miei pensieri
Hoy he visto cinco puntos tatuados
en un cielo sin estrellas,
espacio bidimensional que no se agota
en esa mirada
amputada para cualquier otro juicio
salvo el no soy digno
de que entres en mi casa
cinco puntos son poco - ha dicho
un sabio encogido en el espacio
de mi alma algorítmica
y yo no he sabido qué contestar
y me he agarrado fuerte a esa menudencia
que simula astros
aerostáticos
y he callado, sí, como suele hacer mi rostro
cuando ríe
y actuaré como si
hubiere algo que se me escapara
y el cálculo debiera ser completado
con el amor, la caricia,
la magia del sinsentido
le bateau ivre
el vuelco de la sesgasda interpretación
el pliegue de una camisa mal
planchada en ese mundo viejo quebrado
por el pecado
por las decenas de insensateces de los diez
mil hijos de la crueldad dulcificada un millón de veces
o el malentendido simple
dibujado con cinco puntos
quizás
quizás
quizás
jueves, 26 de febrero de 2015
la inversión
Yo decía hace bien poco:
maravilla o recuerdo de los viejos
tiempos de milagro y otros imposibles es,
quizás,
el río que fluye en su símbolo
y en su real devenir
del mar hacia la montaña
y, como sin querer, me encuentro que dicen:
"Al oeste está el río Orontes, al que los sirios llaman al-Asi, el río rebelde, porque a veces da la impresión de fluir en sentido contrario, desde el Mediterráneo hacia el interior" (Amin Maalouf: Las Cruzadas. La Invasión)
El milagro se desvela rebeldía. No sé si luciferina revuelta frente al dios. Quizás la rebeldía es simple, sobre todo en estos tiempos de pérdida de significados por inflación e hipérbole.
El filósofo, apartando la vista del río, grita: ¡¡solo apariencia!! Un poco ridículo sí es, ya te digo.
No sé qué será de nosotros si nos quedamos sin imposibles y los ríos, rebeldes o mágicos, circulan del mar hacia la montaña.
viernes, 2 de enero de 2015
quizás en el nuevo año
maravilla o recuerdo de los viejos
tiempos de milagro y otros imposibles
es,
quizás,
el río que fluye en su símbolo
y en su real devenir
del mar hacia la montaña
todo lo demás
las diez mil clasificaciones
la mujer teniendo dos o veinte maridos
el pendiente en el lóbulo lateral
izquierdo
o en la nariz
o en el mismo labio
celebrar o no celebrar el amor y la
muerte
con rosas blancas
con rosas rojas
con rosas violentas en sus espinas
con el corazón de un dios
todo eso
y también dedicar la noche al sueño
o a la emboscada
o a la droga o al enamoramiento masivo
todo es quizás
un hágase descuidado
el sea así y no de otro modo en este
momento
(tan distinto de cualquier otro)
un me da igual
o me da por culo
todo aceptado a beneficio de inventario
eso blando como un reloj pintado
o la máquina y sus piezas
intercambiables al servicio del deseo
la voluntad
el capricho
o el calentón de la mujer aburrida
adolescente
niña
romántica
egocéntrica
la historia de las mil casualidades
la probabilidad esdrújula
todo hermosamente blando menos la
certeza de que el río
va a dar al mar desde la montaña que
no es el morir
(y es imposible al contrario
salvo milagro o maravilla
- también en lo más fijo habita la
sorpresa -
y aunque una vez elegido lo precario
el deseo
la voluntad
el amor
la inteligencia
convierten la duda en certeza
y la certeza alucinada golpea el cuerpo
y la luz del alma)
miércoles, 29 de octubre de 2014
things you can do at fifty-two
Anoto por ahí:
disciplinar o hacer salir al atleta interior en un mundo de reiteraciones inconscientes,
cultivar el lenguaje como el que atiende a los tomates en una huerta,
mirar mientras los otros se afanan por llegar a algún sitio (el final de la tarea)
atleta, poeta, pensador...
(son notas que tomo de una pequeña interviú que alguien hace a Peter Sloterdijk pidiendo consejos de vida al filósofo)
hay más cosas que se pueden hacer --- es esta una correcta aportación del pensamiento y es, quizás, eso que diría con solo mirarla
o también:
siempre está ahí la tentación de la huída, la gran escapada hacia el ningún sitio o la reiteración de las reiteraciones, taponar el ojo con la legaña de la lágrima reprimida
oír quebrar los muros del tiempo, traducir ese murmullo que habita en las piedras de la ciudadela a términos de un futuro de estrella fugaz que se muestra bien sincero y no se oculta ni embauca
o crear una nueva constelación también en el mañana
con soberbia
temerarios el atleta y el poeta y el pensador
mira:
un imperceptible cambio en los cielos se ha producido,
un requiebro de la última estrella del carro de la Osa Mayor
y la figura estelar ya es otra
anoto opiniones de filósofo
no justifiquen en él las cosas que dirían con solo mirarla y que, sin embargo, callan
lunes, 22 de septiembre de 2014
ahora que habito en estos absolutamente lejanos tiempos
La cuestión más difícil es mirar.
Para mirar, las manos ordenaron crecer a los ojos que simularon imperios, bibliotecas y super-ordenadores
y los ojos articularon extremidades
y las extremidades instrumentos de navegación.
Después de aquellos días que la épica canta, la cantidad de instrumentos, extremidades articuladas y ojos de visión extendida fue tal que las manos comprendieron la necesidad de palpar esos ojos articulados, esas extremidades navegantes y los propios instrumentos de visión que nos permitían mirar.
Al final todo era cuestión de tocar y dejarse derrumbar en el tacto.
Las manos se quedaron quietas sobre el paisaje. Reflexionaban, acariciando el aire que las cosas exhalaban, sobre su objeto y su tarea pendiente:
¿qué mirar?
¿aquello que la mano palpaba en la lejana jornada en la que decidió que le crecieran los ojos y las extremidades articuladas?
¿O los propios ojos, las propias extremidades, aquello que media entre el deseo de ver y lo que merece ser visto?
Los ojos crecieron.
Los ojos se vieron en otros ojos y brotó la mirada pasmada y sin historia.
"Paul mira a Elaine como a una extraña, como si no se conocieran. La mira con la expresión absolutamente franca, idiotizada - carente de historia - con que mira una coneja. La mira como si estuviese enamorado de ella" (A.M.Holmes: Música para corazones incendiados)Y así acaba la historia. En los ojos de la coneja.
*****
Corremos perplejos con la vista puesta en el vacío de los mundos habitados.Los números signan las piedras. El té reposa en la mano y conservamos un pez boquiabierto como recordatorio de algo(¿qué?). .... lo más difícil será asumir la enorme cantidad de belleza que estamos desvelando en esos huecos .... Belleza o dolor o monstruosidad, que todo cabe.
Buen viaje
Aranda de Duero, septiembre de 2005 - Burgos septiembre de 2014
miércoles, 17 de septiembre de 2014
AUTOBIOGRAFÍA DEL ÁNGEL CUSTODIO ( PIEDAD)
"Cómo
explicar los cuadros a una liebre muerta". Joseph Beuys. 1965.
Miguel
Ángel: Pietà (1499)
DISCURSO
Joseph
es el ángel custodio de la liebre muerta. Explica, cubierto de miel y polvo de oro, un cuadro a la bestia.
La
Virgen Piadosa, en silencio y haciéndose cargo del peso muerto,
susurra su fracaso como madre y amiga.
Son "casos" de lo humano. Ante ellos nuestra mirada de espectador es perversa y la exhibición, bajo la forma de arte o escritura, una impostura. No se debe entrar en el secreto de esos diálogos que nadie puede comprender porque, estima el común, es insano hablar con las liebres muertas de arte o con el cadáver del que parecía Hijo de Dios del dolor de una madre o del destino de la humanidad.
Esa puede ser la esencia del arte:
la participación simulada de un tercero - el espectador - en un acto íntimo: la conversación cerrada en la que solo dos caben dejando hueco a otro: la manzana sobre el plato recibe la visita de un gusano: el líquido en la botella es cóctel molotov: los labios sobre los labios se encuentran la lengua de un inesperado partícipe en la hidratación por saliva: el chamán-Beuys con su liebre y la Virgen con su Hijo deben admitir a un seguidor del arte conceptual, del cristianismo o al mismísimo Dios Padre que está siempre y en todas partes.
la participación simulada de un tercero - el espectador - en un acto íntimo: la conversación cerrada en la que solo dos caben dejando hueco a otro: la manzana sobre el plato recibe la visita de un gusano: el líquido en la botella es cóctel molotov: los labios sobre los labios se encuentran la lengua de un inesperado partícipe en la hidratación por saliva: el chamán-Beuys con su liebre y la Virgen con su Hijo deben admitir a un seguidor del arte conceptual, del cristianismo o al mismísimo Dios Padre que está siempre y en todas partes.
Sé de la indecencia de este narrar que nos lleva a las palabras susurradas en el viento, a la fecundación de los árboles con mi esperma, a la cuádruple convulsión que me parte en trozos. Lo íntimo se exhibe y nace el poema.
Así lo cuento y escribo. Callo todo lo demás
Así lo cuento y escribo. Callo todo lo demás
****
Quizás nunca imaginaste que la Visión del Arte, la comprensión del sentido de la vida o del Destino, tuviera ese halo de indecencia y de quiebra de confianza por revelación del secreto que solo a dos compete.
El brutal deseo de relato violaría el silencio debido, lo sé. Callo. Yo podría contar del amor entre las piedras... pero cierro la puerta. El Destino solo se revela en su exhibición narrada.
****
El
ángel custodio (el artista Beuys) abandona la vigilia; se duerme. Y despierta con la
liebre muerta entre sus brazos. La Madre dejó de ser la sombra del Hijo y, al regresar de unos recados, ya se lo encontró en el tiempo de la historia, agua y sangre vomitando el costado.
Fracaso.
Duelo.
No
caben explicaciones de última hora ni el recurso a la Naturaleza que
siempre nos saca de entuertos con su constelación de leyes físicas,
fenómenos genéticos, anomalías fisiológicas, designios y
filosofía de la historia.
*****
(2009)Imito
a Beuys y cubro mi cuerpo de miel o de grasa o de mis propios jugos. Yo, sí, soy yo el que necesita
explicación (del cuadro) y resurrección (tras la tortura). Soy liebre y soy cuerpo crucificado. Me rompí y ahora soy el yo
dañado que (se) incita y (se) excita en la autognosis. Como un coche
ahogado que no arranca. El yo dañado se ha de sentir muerto para
poder iniciar el proceso. La escritura es la miel y el polvo de oro
que cubre el cuerpo de Beuys; la escritura es la mano de la virgen
piadosa. Nada más difícil que la autobiografía. Ninguna apuesta
más arriesgada que asumir que uno es el ángel custodio de sí
mismo.
(2014)... y en esas estábamos, quiebra y terremoto muerto, cuando renace el misterio de la saliva hidratando a los sedientos, el par que se levanta y resucita, el viento del señor que resucita a la liebre de Beuys, el tercer día que fecunda árboles y respira el aire refugiado en el regazo.
EXPLICACIÓN:
Renuncio
a la reflexión y al argumentario. Arrojo el algoritmo a la
turbulencia de las fuerzas. Me dejo arrastrar por las palabras y
todos sus azares. Se abren claros; se cierran los cielos con nubes
negras. Me gusta porque me salva en esta noche. He cumplido.
Tengo
piedad de mí por lo mucho que me es prohibido. No puedo resucitar
liebres ni Hijos del Hombre. Ni enamorar princesas ( ¿quién puede amar al hombre
cubierto de miel y polvo de oro?). No puedo elaborar la gran Tesis ni el Poema. Me
dejo arrastrar por el capricho o la indiferencia. Me abro a lo que me enseñes y proyecto la fuerza que unía a la madre y al hijo, al Dios y a la Virgen, al artista y a su liebre.
Soy tu discípulo en asuntos de Destino.
Soy tu discípulo en asuntos de Destino.
Cancel
my subscription to the resurrection.
Aranda de Duero(septiembre de 2009) - Villaverde de Peñahorada (septiembre de 2014)
lunes, 15 de septiembre de 2014
Adivinanza
no es
el príncipe silencio de la nieve naciéndose torrente
no es
la red cardíaca del sexo recién pulsado que ya de nuevo te busca
es (quizás)
la ruina virgen ajena aún a la dignidad de la amnesia
o la sede nacional del ahora entrópico
o el tedio que hace callar a la agonía con dedos
sin huesos
o el agotamiento de los oídos
o el desfallecimiento de la piedad
no es
será el horizonte de la piel tibia
no es
será porque no puede no ser
ni puede acabar el aire en un quebrarse que no anuncia nada
no es
será el recobrar gozoso la memoria del árbol que olvidó mostrar
la sombra
domingo, 31 de agosto de 2014
MAPA DE SONIDOS DE TOKIO Y OTROS ALGORITMOS EN UN TREINTA DE AGOSTO
" No
hay algoritmo para salir de la tristeza, me temo. Hay salidas
variables, como las causas que la provocan. Uno las huele por
instinto, supongo. A mí me sale, como a vos, meterme en los bares y
mirar a la gente. Me siento acompañada en mis taras y protegida".
(M.M.)
Me
fundo en la niebla negra del miedo (Bicéfala)
Era
sábado ayer y hace cinco años. Final tibio de agosto treinta;
agonía de estío para los de mi oficio.
¿Las
cinco de la tarde? En efecto, has acertado. El caso es que Yo2009
habitaba
la patria del bajón en
el alma y las ganas locas de quitármelo. Un clásico de ayer y de
hoy que no puede llamarse coincidencia sino Destino. Y como decía la
bendita Lorelei Lee:
“ cuando
en la vida de una chica hay mucho destino, la chica puede estar
segura de que el Destino seguirá ocurriendo” (Anita Loos: Los
caballeros las prefieren rubias)
A
las cinco de la tarde yo allí, 2009, acababa de adquirir una
entrada para ver en el cine la película Mapa
de los sonidos de Tokio.
Me gustan los mapas, los sonidos y las imágenes . Tokio y Coixet.
Si alguien me viera por dentro (dios o alguien así) podría
testificar que yo estaba con el alma en los pies, sí, pero que esa
localización anatómica de mis deseos y anhelos la traía ya de la
Casa del Padre y de mis propias inutilidades emocionales, esas taras
que no por heredadas dejan de ser responsabilidad de uno y a nadie
más conciernen. Quede Isabel Coixet exonerada a las cinco en punto de la
tarde. En dos mil nueve y, puestos, en dos mil catorce.
La película comenzaba a las 17:30. Como estar a la puerta de un cine semivacío o comprar palomitas tengo por cierto que no ayudan a mi salud emocional ni reducen la tristeza del mundo, me fui a dar una vuelta. Me gusta andar. También me gusta el cine, los mapas, Tokio y, últimamente, fumar cigarrillos. Vale: fumar cigarrillos me gusta solo un poco y, además, con mala conciencia. Podría hacer un listado de las cosas que me gustan con mala conciencia y estaríamos un buen rato pero creo que nos saldríamos del tema y de la historia. Solo serviría para sonrojarnos. Debo decir, para que el lector tenga más referencias, que también hay cosas que no me gustan y de las que podría hacer otra lista. Por ejemplo, no me gusta fumar en la calle si estoy solo y estaba solo en 2009, algún año antes de la prohibición de fumar en los bares. Por eso, después de caminar unos diez o quince minutos entré en una cafetería en la que nunca había estado y pedí un café con hielo.
La camarera no me sonrió. Me preguntó seria y servicial si quería limón y yo, en una típica espiral de paranoia por sordera, imaginé que ella no me había oído. Soy consciente de que a veces solo me escuchan mis labios. Repetí la instrucción más alto y vocalizando. En menos de un minuto, tenía mi café y mi vaso con mi hielo. Eficacia. A mi derecha, de pie como yo, había un hombre más o menos de mi edad pero con el pelo peinado al modo tupé en crecimiento, a lo Elvis pero arrastrada la cima hacia el cogote, y con unas horribles gafas de sol que le tapaban la cara. Peinado bizarro el suyo que sonreía con mechas de color. Me miraba y leía en Interviú a las modelos desnudas. Por un momento creí que era una macarra que quería ligar conmigo. Reconozco que soy puro prejuicio.
Ensimismado en mis propias miserias no fui consciente de la entrada de nuevos clientes. No había pegado ni tres caladas a mi pitillo cuando, a mi izquierda, oí una voz que me pedía fuego. Al levantar la vista vi a un chino con un cigarrillo en la mano. El joven chino tenía también un cierto aire canallesco. Después – o a la vez – de que le dejaba mi mechero, el joven solicitó a la camarera una “copa magno”. Ella le sirvió el coñac y él sorbió veloz casi la mitad de la copa, comenzando así, en una acelerada carrera contra el tiempo o la muerte, a echar monedas en la tragaperras. Los sonidos de las tragaperras llenaron el bar y se enlazaron amorosamente con el lienzo "Mechas del macarra con tupé” que colgaba a mi derecha.
Lo maravilloso tuvo lugar en ese momento. El chico chino del coñac había dejado su casco- motorista sobre la barra. Misteriosamente comenzó a brillar con la luz de la tarde y, al girar mi cabeza hacia las copas y las botellas de los estantes, comprobé que también allí se había iniciado el parto de los reflejos, signo inequívoco de que yo estaba entrando en el estadio estético y que el bajón melancólico se iba a tomar viento en un plis-plas. La felicidad sería breve pero intensa. La camarera me sonrío muy ampliamente, como si compartiéramos un secreto o yo hubiese sido muy amable con ella en otra vida. La copa de Magno, el chino que me pide fuego y el sonido de la tragaperras me parecieron un escena antropológica encantadora, subrayada por la bonita cara de mi camarera. Sin embargo, ni aquel día ni hoy , soy capaz de entender la racionalidad del proceso de liberación. Llevo años en la búsqueda del algoritmo que nos hace salir de la tristeza.
Vi la película a las 17:30. El bajón reapareció a los quince minutos (durante la proyección) y no porque la película fuera triste. Ver la tristeza no siempre me pone triste. No; sencillamente las imágenes y la bella actriz no me elevaron el ánimo. ¿Es esto signo cifrado de la decadencia nipona y de la conversión de China en el gigante geopolítico mundial? No lo creo. En todo caso dice poco de mí que tenga más capacidad para emocionarme un repartidor de rollitos chino y un macarra que una bella limpiadora de pescado asesina a sueldo estéticamente sublimada en Tokio
Por la noche, en la verbena de San Mamés, con el viento norte golpeándome la cara, interpreté comunitariamente la conocida canción mejicana Sigo siendo el rey. De eso hace cinco años. Cualquiera que me conozca sabe que las verbenas populares no son mi hábitat y que jamás bailo ni canto públicamente. No creo, salvo en sueños, en la comunidad. Sin embargo grité las célebres estrofas de la tonada y a punto estuve de implicarme en el corro que se formó. Una solución desesperada, sí, como un chute de adrenalina en el corazón del infartado. Este método no precisa de algoritmo. Es un simple salto adelante. Solución desesperada y muy eficaz, como la de los protagonistas de la película fornicando en un vagón de metro parisino en pleno centro de Tokio.
La película comenzaba a las 17:30. Como estar a la puerta de un cine semivacío o comprar palomitas tengo por cierto que no ayudan a mi salud emocional ni reducen la tristeza del mundo, me fui a dar una vuelta. Me gusta andar. También me gusta el cine, los mapas, Tokio y, últimamente, fumar cigarrillos. Vale: fumar cigarrillos me gusta solo un poco y, además, con mala conciencia. Podría hacer un listado de las cosas que me gustan con mala conciencia y estaríamos un buen rato pero creo que nos saldríamos del tema y de la historia. Solo serviría para sonrojarnos. Debo decir, para que el lector tenga más referencias, que también hay cosas que no me gustan y de las que podría hacer otra lista. Por ejemplo, no me gusta fumar en la calle si estoy solo y estaba solo en 2009, algún año antes de la prohibición de fumar en los bares. Por eso, después de caminar unos diez o quince minutos entré en una cafetería en la que nunca había estado y pedí un café con hielo.
La camarera no me sonrió. Me preguntó seria y servicial si quería limón y yo, en una típica espiral de paranoia por sordera, imaginé que ella no me había oído. Soy consciente de que a veces solo me escuchan mis labios. Repetí la instrucción más alto y vocalizando. En menos de un minuto, tenía mi café y mi vaso con mi hielo. Eficacia. A mi derecha, de pie como yo, había un hombre más o menos de mi edad pero con el pelo peinado al modo tupé en crecimiento, a lo Elvis pero arrastrada la cima hacia el cogote, y con unas horribles gafas de sol que le tapaban la cara. Peinado bizarro el suyo que sonreía con mechas de color. Me miraba y leía en Interviú a las modelos desnudas. Por un momento creí que era una macarra que quería ligar conmigo. Reconozco que soy puro prejuicio.
Ensimismado en mis propias miserias no fui consciente de la entrada de nuevos clientes. No había pegado ni tres caladas a mi pitillo cuando, a mi izquierda, oí una voz que me pedía fuego. Al levantar la vista vi a un chino con un cigarrillo en la mano. El joven chino tenía también un cierto aire canallesco. Después – o a la vez – de que le dejaba mi mechero, el joven solicitó a la camarera una “copa magno”. Ella le sirvió el coñac y él sorbió veloz casi la mitad de la copa, comenzando así, en una acelerada carrera contra el tiempo o la muerte, a echar monedas en la tragaperras. Los sonidos de las tragaperras llenaron el bar y se enlazaron amorosamente con el lienzo "Mechas del macarra con tupé” que colgaba a mi derecha.
Lo maravilloso tuvo lugar en ese momento. El chico chino del coñac había dejado su casco- motorista sobre la barra. Misteriosamente comenzó a brillar con la luz de la tarde y, al girar mi cabeza hacia las copas y las botellas de los estantes, comprobé que también allí se había iniciado el parto de los reflejos, signo inequívoco de que yo estaba entrando en el estadio estético y que el bajón melancólico se iba a tomar viento en un plis-plas. La felicidad sería breve pero intensa. La camarera me sonrío muy ampliamente, como si compartiéramos un secreto o yo hubiese sido muy amable con ella en otra vida. La copa de Magno, el chino que me pide fuego y el sonido de la tragaperras me parecieron un escena antropológica encantadora, subrayada por la bonita cara de mi camarera. Sin embargo, ni aquel día ni hoy , soy capaz de entender la racionalidad del proceso de liberación. Llevo años en la búsqueda del algoritmo que nos hace salir de la tristeza.
Vi la película a las 17:30. El bajón reapareció a los quince minutos (durante la proyección) y no porque la película fuera triste. Ver la tristeza no siempre me pone triste. No; sencillamente las imágenes y la bella actriz no me elevaron el ánimo. ¿Es esto signo cifrado de la decadencia nipona y de la conversión de China en el gigante geopolítico mundial? No lo creo. En todo caso dice poco de mí que tenga más capacidad para emocionarme un repartidor de rollitos chino y un macarra que una bella limpiadora de pescado asesina a sueldo estéticamente sublimada en Tokio
Por la noche, en la verbena de San Mamés, con el viento norte golpeándome la cara, interpreté comunitariamente la conocida canción mejicana Sigo siendo el rey. De eso hace cinco años. Cualquiera que me conozca sabe que las verbenas populares no son mi hábitat y que jamás bailo ni canto públicamente. No creo, salvo en sueños, en la comunidad. Sin embargo grité las célebres estrofas de la tonada y a punto estuve de implicarme en el corro que se formó. Una solución desesperada, sí, como un chute de adrenalina en el corazón del infartado. Este método no precisa de algoritmo. Es un simple salto adelante. Solución desesperada y muy eficaz, como la de los protagonistas de la película fornicando en un vagón de metro parisino en pleno centro de Tokio.
A
veces para ubicar sonidos y dibujar mapas son necesarias medidas
extremas.
Al final de la jornada, tumbado en la cama, me sentí bien por haber salido del agujero durante un tiempo. Meses después, me apunté a un coro.
Al final de la jornada, tumbado en la cama, me sentí bien por haber salido del agujero durante un tiempo. Meses después, me apunté a un coro.
(PD:
Querida Isabel: me ayudó más en la terapia un chino macarrilla que
se toma una copa de Magnum que los sonidos de Tokio. No me ayudaste
pero, no sé por qué, te sigo queriendo. Y prometo volver a ver la
película así que pase un tiempo. Cuando ya esté tranquilo y aún
no muerto).
Burgos, 30 de agosto de 2009- 30 de agosto de 2014)
domingo, 24 de agosto de 2014
cromos
Débil
o fuerte – repetía Milady – ese hombre tiene un destello
de
piedad en su alma; de ese destello haré yo un incendio que lo
devorará
(A Dumas: Los tres mosqueteros).
(...)
- ¿Cambiamos cromos?
- Te enseño los míos.
- Ese no lo tengo. Lo quiero.
- ¿Y qué me das tú a cambio?
-
Hum…Si… Ah… Recogería de tu labio esa última gota de agua
dulce y, con sumo cuidado para que no perdiera perfume, la dejaría
caer sobre las páginas de un viejo atlas. Dibujaría la gota al
estallar sobre la página impresa una flor azul, marcando con límites
livianos una novísima región que se convertiría en reino nominado
por nosotros y solo a nosotros accesible. Ampliada la zona en escala
y extendida sobre la mesa toda la cartografía disponible, yo te
seguiría día y noche hasta que alguna lágrima forzara tus ojos, da
igual por herida, por odio o por risa. Y en un tubo de cristal
purísimo preservaría esa lágrima y, desde gran altura, la dejaría
caer arbitrariamente en ese nuevo reino extendido sobre la mesa. Quedaría elegida así una ciudad, la ciudad que el destino ha fundado para encontrarnos. Y desde las murallas de esa nuestra ciudad te pediría, como quien pide un baile, el viaje a los
límites de la flor azul, el paseo por otras sendas que marcan los límites de nuestro reino. Entonces sabrás que, en todo este tiempo, solo eso he deseado. Diseñaríamos con tus ojos el brillo de las
plazas y los estanques. Y pisando con tus pies esas callejuelas y
avenidas, oliendo el perfume de los árboles cuyo nombre ignoro,
quizás una tarde me atreviera a besarte y tú, caprichosa, me dirías
que por la noche podría arroparte o frotar tus pies con colonia o
bajar a la tienda a comprar chocolates recién llegados a la ciudad.
Y bien, eso es lo que yo puedo ofrecerte a cambio de ese cromo.
- Sí, pero yo no quiero ese viaje. Deseo otro cromo. ¡Sólo me falta uno para acabar la colección!
- ¿Cromos? Hum… si, claro, estos son los que tengo: el rinoceronte y el mono, el zorro blanco del ártico y la tortuga de las Galápagos, la familia de esquimales y la niña bantú.
- ¡Pero estás bobo! ¡Esos cromos no son de mi colección! ¡No me sirven de nada tus cromos!.
- Sí, pero yo no quiero ese viaje. Deseo otro cromo. ¡Sólo me falta uno para acabar la colección!
- ¿Cromos? Hum… si, claro, estos son los que tengo: el rinoceronte y el mono, el zorro blanco del ártico y la tortuga de las Galápagos, la familia de esquimales y la niña bantú.
- ¡Pero estás bobo! ¡Esos cromos no son de mi colección! ¡No me sirven de nada tus cromos!.
(18 de agosto de 2009 - 24 de agosto de 2014)
sábado, 23 de agosto de 2014
romo, romántico, romance, poste, postal, postulados
CUATRO.
CARTAS POSTALES
14 de agosto de 2009
(fragmentan y desgastan sin inventario en un 23 de agosto de 2014)
“El tiempo y el espacio, el tiempo y el espacio... Puedes salir (del Gulag) tal y como entraste o , si no lo soportas, perder la razón en el caso de que no aprendas a moverte mentalmente por el espacio llevando tus imágenes mentales al borde de la realidad. Pero si lo haces sin ritmo también te desquicias. El ritmo sirve de ayuda y guía” (Nina Gagen- Torn)
Al cambio
Mamá
dice que ya no debemos jugar juntos.
Mamá
dice que mañana tengo que quemar en el jardín todas las postales y que ya basta de tonterías.
Mamá
dice que para una niña como tú no soy yo un buen compañero de juegos.
Mamá
dice que tengo que volver a las píldoras bicolores.
Mamá
dice que estoy pálido
Mamá
dice muchas cosas y me levanta dolor de cabeza. Para no llorar acepto
las píldoras bicolores.
Las
píldoras bicolores dicen que no existen el amor ni el odio ni la
tristeza.
La
píldoras de colores dicen que se puede teclear más despacio y que
puedo coleccionar muchas cosas. Por ejemplo formularios de la
seguridad social o cupones descuento.
Las
píldoras bicolores dicen que son mis amigas aunque nunca
juegan, ni se desnudan, ni encuentran cosas locas en los cajones. Ni coleccionan sellos tan antiguos que en su lienzo se ha borrado el dibujo.
Las
píldoras bicolores dicen “sueño” y cae la noche como una
lápida cálida.
Las píldoras bicolores y mi madre dicen que debo dejar de llamarme Novalis.
No soy Novalis.
****
Al romanticismo
las
almas débiles y melancólicas necesitan sentirse atadas por las
cosas para vencer la paranoia
son una tabla de windsurf para sortear olas que
llegan a la costa este de nuestra alma mísera y cobarde
necesitamos las malditas postales, los signos que sabemos
estereotipados, las garras de las cosas mil veces dichas... su ritmo cálido de beso y caldo
niños imitando caritas de chino en una cuadro de
Rockwell.
almas débiles se hunden en la melancolía y en la mayor de las torpezas
si no consiguen extraviarse al menos cinco veces al día en las
copias de las copias
almas débiles amantes de las postales miran el mundo y en el
espejismo ven un corso más bien bajito cabalgando en
un jamelgo
giran la rueda y tensan los nervios para que,
tras el estiramiento corporal, enderezaremos la mirada para ver
lo sublime: el Espíritu Universal a Caballo ("Weltgeist zu
Pferde”)
lo agradecemos en la mirada turbia que acude a sus recitativos
amables hostias
aún no
estoy del todo curado
por las noches imagino a Novalis y Sophie
jugando al sol del mediodía, dos adolescentes en una playa
mediterránea. La imagen es rara: mientras Novalis mete mano a
Sophie está mirando a otras chicas. Parece que no encuentra
entre los nudos del bikini al Eterno Femenino.
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