01.
No sé puede romper lo que ha sucedido en el otro lado.
Para quebrar la impostura, deberíamos ir allí, velar armas y, siguiendo las normas que se prescriben para el caso, proceder a la extrema violencia que la palabra no puede dictar. Abrasar el cuerpo en la tierra de su propia ficción. Porque allí hay rituales muy precisos para borrar lo sucedido. No está dios dispuesto a modificar la historia a cada paso y menos por capricho de virgen violada. Debemos atraer su voluntad con ingenio más que con deseo o piedad. Él nada quiere ni muestra compasión alguna. Sólo la nada le incita a la reflexión y a corregir su texto. Los huecos entre letras y la página en blanco. Es inteligencia, por tanto, lo que precisa el que al sortilegio se enfrenta para borrar lo que en el otro sitio ha pasado. El maestro combina los elementos del ars magna en su danza: lapis, flamma, planta, brutum, homo, coelum, angelus, deus. O eso creo porque hablo desde el centro de este delirio y sé que el paisaje se distorsiona por el calor. Pero, no temas amiga, esos procederes rigurosos y bruscos no llegarán a tu piel ni harán vibrar tu tímpano. No se puede romper lo sucedido en el otro lado porque el acceso está severamente vetado a los que portan virus o miasmas de humor melancólico. Esta imposibilidad se ha marcado en mi laberinto neuronal y es lo que ahora, en oración o en desenfreno, golpeando a un gendarme o tal vez dejando mi cuello virgen abierto de par en par a las criaturas de la noche, intento aliviar. Aprendida la lección no preciso la reiteración del recuerdo. Necesito el vuelo de la mariposa en el centro de mi mente porque sólo esos barridos de ciento ochenta grados de sus alas (que difuminan los colores en el plano) conseguirán salvarme de mí mismo. No puedo romper lo que ha sucedido en el otro lado porque no se puede retornar a aquellas geografías en las que nunca se ha estado. Aunque se crea en el espejismo. Como en tantas otras cosas, la fe no mueve montañas
Tremenda náusea.
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