Nada acaba; nada se inicia. Soy un flujo de irregularidades cenicientas con toques de color. Me gustaría sentir vuestro entusiasmo, ser uno de esos de los que hablan los medios de comunicación y que encuentran el sentido en el periodo vacacional. Los que transitan y se alegran porque pronto la meteorología mejorará. Ser de ellos.
En este caso lo que se cerrará en breves instantes es la jornada laboral, la tarea de guarda y custodia. La burocracia. Lo que empieza es el breve paréntesis vacacional de los carnavales. Qué idiota, me digo, suponer una minifilosofía de la historia para leer los excasos minutos que rodean a las 14:00. Podría hasta simular entusiasmo: ¡¡vivan las vacaciones!!. Y este grito escribiría un lema para la nueva época.
Me río y saco mis deseos de amor del fondo de la cajonera.
Estúpidamente dejo que suene el timbre de las 14:05.
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