1.- Tristeza XX, XY. El año pasado decapité la floración de una orquídea, homicidio involuntario y deriva de alguna tara más profunda, a través del poco sutil método de pasear el vegetal por la mañana helada. Desde entonces XX cuida de la criatura y de vez en cuando me muestra el brote de lo que parece ser algo. XX, en un extraño optimismo, espera el surgir de nuevas flores aunque confiesa que el cuarto de calderas, con su atmósfera poco poética, opera milagros en esta planta que, cuando la miro, no deja de recordarme a Dumbo siendo objeto de bromas crueles por el tamaño de sus orejas. Reflexiono sobre la falta de piedad y sobre esa orquídea de grandes y verdes orejas que no sé si escuchan.
2.- La voz detrás de la silla. JMP, a las 09:10, me acerca un texto de Nietzsche:
“Lo que temo, no es la espantosa figura detrás de mi silla, sino su voz: y aun, no las palabras, sino el tono horriblemente desarticulado e inhumano de esa figura. ¡Si por lo menos hablara, como hablan los hombres!"Reflexiono sobre la desarticulación y esa sombra que me ha despertado esta madrugada, alrededor de la 05:00.
3.- Sistema nervioso desmielinizado. Me despierto convertido en una bolsa de inflamación nerviosa que me abre los ojos, las úlceras del estómago y la consciencia. La desarticulación insomne me embarga hasta tal punto que creo que voy a ser incapacidad de desarrollar mis tareas públicas a lo largo del día. Ahora, a las 17:00, parece que he superado el trance y que he logrado atemperar a la sombra de la silla sin que los demás detectaran la rareza. ¿O tal vez sí lo han notado y por piedad, esa piedad de la que hablaba antes respecto a la orquídea, no han querido recriminarme? ¿Por qué no he sido fulminado o destituido? ¿Es que acaso mi eliminación afectaría al sistema y su articulación, haciendo sospechoso todo el entramado? ¿O tal vez la tristeza XY se ha resquebrajado por el elemento payaso que me ofreció en dosis ajustada(pero suficiente) XX cuando yo era una orquídea a las 08:40?.
Toda mi vida es un desgarrón y, también, un misterio.
¡Dios mío! Me encanta el submundo bicéfalo. Es como perderse en un laberinto de caricaturas.
ResponderEliminarUn saludo.
Oh, gracias. Anoto lo del laberinto de caricaturas.
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