lunes, 6 de febrero de 2012

Soy un alma bella hegeliana que teme el salto dialéctico porque se me corre el rimel



  El enamoramiento correspondido  es emoción querida y anhelada por la especie hasta el punto de que, si no la experimentamos al menos una vez en la vida, debiéramos ser coherentes y abrirnos las venas para teñir el Nilo o Tíber con nuestra sangre.

 El enamoramiento correspondido es experiencia de un debilitamiento mutuamente aceptado, cifra de la famosa reciprocidad en la que se apoya la ética y la política toda,  sin necesidad de otros fundamentos más complejos y propensos al laberinto de Teseo.
 El God loves you  de los predicadores modernos es signo de esa propensión - más básica que el eros y thanatos, Herr Freud .
 El enamoramiento correspondido es la  base emocional de la sociedad  capitalista que, en su esencia de egoísmo desnudo, no puede admitir más sentimentalidad que ese su grado degradado y, por ello, intenta reducir todo a él. Una versión grata de esta emoción es la visita al centro comercial o a los grandes almacenes con la visa que todo lo invisibiliza.

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 El enamoramiento no correspondido es tara que, no sé por qué, dignifica a los poetas y se convierte en el alma mater de las narraciones que hacen de la humanidad una especie elegida y maldita..

 El enamoramiento no correspondido segrega a los humanos en tres castas:

UNA: aquellos que creen que una vida sin enamoramiento correspondido debe cerrarse con el Nilo (o el Tiber o el Eúfrates o el Ganges) enrojecido por la sinceridad de nuestras propuesta (se supone que el enamoramiento es paradigma de la sinceridad).

DOS:  esos otros que aceptan el reto y se hunden de patitas en el fango de la carcajada y la entrega a Dionisos.

TRES: los que inician el camino de la literatura y elaboran summas, tesis, dramas, poemas de medida estandar, odas o episodios épicos de conquista de territorios y mercados.

 El enamoramiento no correspondido es el motor de la historia del espíritu desde que el esclavo se enamoró del amo e iniciaron la dialéctica.

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 El enamoramiento negado en su raíz, a través de diversas emasculaciones, es vía de asceta y filósofo emboscado.

 El enamoramiento negado nos incita a la búsqueda incesante de la metamorfosis, el deseo profundo, no ya de convertirnos en materíalidad inorgánica, sino en monstruosos insectos al modo Samsa.

 Cuando comprendí que la filosofía me exigía semejante ascesis, quise abandonar el barco de su circunnavegación de ratón en ruleta ciega. No comprendí que en esta guerra de los enamoramientos, todos somos esclavos y que la deserción se pena con tiro en la nuca de uno de los propios.

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 Confieso mi debilidad por Madonna. Mi enamoramiento es del tipo no correspondido y, si me apuran, a la fuerza,  por posesión circunstancial y nostálgica de un daimon socrático que me habita como a la niña del exorcista, del enamoramiento negado.  Esta peculiaridad patológica del alma bicéfala no me ha hecho más fuerte en términos generales, porque he caído en la ilusión del  enamoramiento correspondido. Con Madonna dejo mi armadura de guerrero en la entrada y penetro en su tienda: Holofernes de Judith, presto a sublimar mi emoción en el tajo fulminante.

 Así, para el caso del día, contemplo el vídeo de la super bowl XLVI y veo desfilar por el escenario trágico toda la mitología que ha calentado los motores de la historia desde oriente próximo hasta California (quizás se me escape algún gimnosofista de allende el Ganges o mal interpreto los movimientos de baile,  sin ser capaz de ver en ellos novedosísimas postura del yoga). Veo Cleopatras y Romanos, Aidas de opereta, Medusas y Mercurios, dioses germánicos y animadoras teen- highschool, bailarines con chandal que recorren cuadros como amorcillos de multinacional, coro gospel (o spiele god, para decirlo germánico). Todos los mitos en poco más de diez minutos, símbolos de los que estoy enamorado como guerrero del signo y que, gracias a la super bowl, siento que me corresponden. Me dejo manosear por esa Madonna que, aunque unos añitos mayor que yo, siento como compi chachi lerendi

Cuando se habla de la quiebra de los valores o de su desaparación o vacío, se engaña. Hay un burbuja simbólica( más peligrosa que la del ladrillo) y una recreación de los sentimientos en la emoción del enamoramiento correspondido, con los dioses a la mano, instrumentos de debilitamiento gozoso, caída en la sonrisa que pervierte su nombre. Tantos valores para llenar un hiper.

Añoro la Biblia

Tengo debilidad por Madonna


Como una virgen
Acariciada por primera vez
Como una virgen
Cuando tu corazón late
Junto al mío.


Ay, ah, ah, ah...

5 comentarios:

  1. ¿Quién no ha querido en algún momento poder escoger las dos opciones que nos presenta la ocasión? Lo difícil no es elegir, lo difícil es perderse la opción que no se escoge, la que se deja.
    Es buena idea el camuflaje de bicéfala y la disculpa perfecta para no quedarse con la duda de estar perdiéndonos lo del otro lado.
    Nos permite, el sí pero no, la antítesis y la contradicción.
    Muy hábil en tu elección.
    Saludos antagónicos bicéfala, tú los entenderás.

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  2. Interpreto la nota anónima como cuchillita en mi alma y eso me excita orgánica y espiritualmente ---- tanto como hace gotear mi ya de por sí menguada sangre vampírica. La tortuga no suele entender nada, lo sabes; la inteligencia bicéfala sirve para "desentender" el mundo cuando no para "desentender-se" de esas ocasiones en las que se plantea la elección posible, la tentación del otro lado. No hay habilidad en la tortuguita bicefalina sino enamoramiento metodológico tal y como lo planteo en el texto, es decir, debilitamiento por desangrado. Pido disculpas por el sí pero no, por todos los idiotismos que adornan al inadaptado que se hunde en la escritura como narcótico.

    ¿Quién puede entender tus saludos antagónicos si no sé dónde estás, si me amas o me odias, si vives en el verano austral o en las heladas aguas continentales? ¿Son tus saludos antagónicos gestos de guerreros antes del combate? ¿Debo sacar el fusil o la katana? ¿O es la rosa y sus espinas?.

    Me gustan los comentarios anónimos que son zarpas en mi alma. Ese escozor es otro de mis narcóticos - tengo farmacopea amplia y mi sueño para cuando sea mayor es hundirme en todos los paraísos artificiales (incluido el de lo real-real).

    No temo el dolor si existe la morfina, el ansiolítico, las caricias de una mirada separada de las pieles que no se tocan, la mirada que acaricia la piel tras la decepción.

    Anónimo: Que el sueño de la razón penetre en tus venas y la jeringa de las letras escritas bombee placeres sin rozamiento, y te haga sentir mejor que vivo....




    Besos ficcionados, anónimo


    L


    PD:

    Ay! ¡ Es tan sincera esta respuesta que merece integrarse en mi diario ficción!.

    (Por cierto, sí, yo también quise escoger las dos opciones de la ocasión. Y sí, lo difícil es perderse lo que no se escoge. Soy niño y gatito marramiau que quiere todo y, por eso, odia el mundo)

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  3. Hola.
    Veo que me he quedado un poco atrasada. Lo último que leí fue la irrupción de Wendy la hijaputa y la carta que recibió. Me gustaría pedir al autor que vuelva a dar voz a este personaje. No solo porque creo que tiene muchas posibilidades, sino por egoísmo puro. Quiero fijarme otra vez en cómo lo hace. Lo de diseccionar almas.

    Sobre los enamoramientos: "El enamoramiento correspondido es la base emocional de la sociedad capitalista". La verdad es que no sé qué decir. Me falta capacidad para hacer una reflexión abstracta con un mínimo de sentido. Es como una imagen que perdura en el cerebro por el impacto que te ha producido su visión. Yo le doy vueltas a la frase. Me gustaría llevar la contraria al autor, pero no sé si tengo un argumento. Le doy la razón en todo lo demás. Sin el enamoramiento no correspondido no existiría la Literatura. Yo creo que el enamoramiento no correspondido es insuficiente. Debería haber más enamoramiento no correspondido en el mundo. Habría menos guerras. No me lo he inventado yo. Lo decía un profesor de Latín que tuve en la universidad. Abrazos. Mila.

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  4. Querida Mila:

    Wendy y su voz siguen por ahí, en la otra parte del ordenador (lo no publicado) y dando vueltas a las cabezas de L, de la tortuga y de los otros seres que me habitan (el gatito marramiau, el perro amarillo o el mono asustado de FRanz Marc....) Wendy es una mujer(me cuesta llamarla niña aunque tenga 17 años)que no sé si disecciono o me disecciona. Es lista de narices (o que te cagas como diría su amiga Carol)y su "circunstancia vital" no es fácil. Ella sabe que puede dar penita su historia pero su peculiaridad es que ella no siente la necesidad de disculpar su comportamiento como consecuencia de esa historia. Es una poeta fría sin ser psicópata; y sabe cruzar el fuego. Su profesora (de filosofía), Esther, cree que le falta un poco de "lágrima a su silogismo" y así se lo ha dicho. Para Wendy Esther es indigna de ser profesora de filosofía porque cree(Wendy) que los filósofos son soldados o no son nada. Y Esther no es una miliciana sino un alma bella.
    Sin embargo, cuenta con ella.
    .

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  5. (Sigo)

    Respecto a los de los enamoramientos correspondidos, no correspondidos y negados, es especulación cruda, un poco a vuela pluma. Un poco bobada para disfrutar de la escritura sin pretensiones. Nace la anotación de la confluencia de Madonna y su actuación en la Super Bowl, de mi reciente lectura de "los enamoramientos" de J.Marías y de mi viciosa obsesión por la cuestión del enamoramiento como estado mental. Me confunde en el enamoramiento su doble cara: creo que es, en general, un estado de debilitamiento del alma pero, por otra parte, parece cierto que es también una fuerza que nos impulsa a actuaciones increíbles (el señor maduro y con familia numerosa abandona su hogar y se fuga en moto con una lolita de dieciséis años que masca chicle). La filosofía, en muchos de sus representantes, supongo que es un esfuerzo por romper esa fantasmagoría aunque nos haga perder fuerzas (cree el filósofo - al menos el filósofo que a mí me interesa - que la fuerza que genera la ilusión del enamoramiento no merece la pena, que tarde o temprano impedirá mantener la resistencia en el combate por comprender las cosas y vivir digno --- así, en el ejemplo, el hombre maduro y su lolita terminarán en ese cruel patetismo de HH, el protagonista de Lolita de Nabokob; ni la escritura brillante de Nabokov puede salvar a Humbert de ser tratado como lo que es: una curiosa y estúpida mariposa atrapada en la red del entomólogo Vladimiro). El enamoramiento no correspondido es muy literario pero no deja de ser una lata (o una putada). Supongo que todos tenemos experiencias cercanas a esa muerte. No creo que la escritura exija necesariamente ese dolor (aunque eso pueda ser parte de mi fondo biográfico que, evidentemente, a nadie importa).

    Respecto a tus dudas sobre el capitalismo y el enamoramiento correspondido. El sistema cultural en el que vivimos nos ofrece tal variedad de oferta que no es difícil adquirir una porción de espíritu que se corresponda con nuestro anhelo o enamoramiento. Hay millones de poemas y novelas y películas y obras pictóricas... Y si no nos basta, podemos acceder a esas versiones kitsch como la que nos ofrece Madonna( que me gusta desde la adolescencia, todo hay que decirlo) al mostrarnos toda la cultura y mitología de occidente en su actuación de cartón piedra. El enamoramiento no correspondido sólo paralizaría el sistema de la banalización y el empobrecimiento del nuevo rico (¿ no somos todos los hijos de la plebe que hemos accedido a la cultura nuevos ricos dispuestos a caer en la tontería?), sólo sería motor fuerte (y violento) de rebeldía si es buscado, si nada le satisface por sistema o método, si accede al ejercicio de la frustración (porque de todo lo que hay, ¿no debe ser la mayor parte basura, incluida aquella de la que nos enamoramos?). Aunque, puestos en esa tesitura, ¿no es preferible el enamoramiento negado del filósofo?. Extraña la literatura y la escritura en nuestra época.


    Sigamos pensando en el enamoramiento,correspondamos a sus llamadas o dejémoslo morir. Haz, amiga, lo que quieras (como aconsejaba Nieztsche)

    Abrazo de escritura

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